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LA COMUNIDAD CUNA DE COMPROMISOS

Refuerzo escolar en Joan Blanques

 

Han pasado ya dos años desde que se puso en marcha el proyecto de Reforç Escolar. Creo que a estas alturas a todos ya nos resulta familiar esta nueva actividad comunitaria que se viene desarrollando cada martes y jueves en la llar mare de Joan Blanques. Como la de una criatura recién nacida su historia aún es muy corta, pero albergamos la ilusión de que le espera un futuro prometedor. Refrescando la memoria sobre su alumbramiento diré que la iniciativa surgió a partir del planteamiento que el Grupo de Opció pels Pobres se hizo para reflexionar y profundizar  sobre cómo emprender el camino hacia la MISSIÓ COM A COMPROMÍS COMUNITARI (punto 5 Actualización del Carisma…)

Sensibles a tantas necesidades como existen en nuestro mundo pretendíamos asumir un compromiso social que ayudara a paliar alguna de ellas desde nuestras modestas posibilidades. Contábamos con el sentimiento de solidaridad que como cristianos ejercemos  individualmente siempre que se nos presenta  en el día a día, pero el reto consistía en implicarnos juntos, con el valor añadido que resulta de hacer un trabajo como Comunidad. Siendo  conscientes de nuestras limitaciones creímos conveniente organizarnos bajo la cobertura de una institución como es Caritas Diocesana  por su más que reconocida experiencia en el campo de la pobreza. Así es que poco a poco y a través de varios encuentros con dos representantes del servicio de Caritas fuimos perfilando  el actual  proyecto de refuerzo escolar en la Comunidad de Jesús. 

Este refuerzo está dirigido a niñas y niños que cursan Educación Primaria que tienen dificultad de aprendizaje y a la vez imposibilidad de poder acceder a un soporte extraescolar por falta de recursos económicos  o problemas sociofamiliares. La Trabajadora Social valora las necesidades de las familias y nos pone en contacto con  padres  y tutores,  que nos facilitan información sobre carencias académicas y conductuales de cada niño. Vienen de escuelas  ubicadas en el barrio de Gracia y la procedencia de sus padres es diversa: Paraguay, Bolivia, Ecuador y Cataluña.

Empezamos tímidamente con dos alumnos;  ahora ya contamos con la asistencia de seis. Las paredes de la biblioteca de Joan Blanques acogen risas infantiles y el ambiente huele a viruta de lápiz y goma de borrar. Esta forma progresiva de incorporación nos ha permitido ir poco a poco descubriendo nuestras propias aptitudes y actitudes, y también coordinarnos  como grupo de trabajo para poderlo hacer compatible con todas las demás responsabilidades personales (nietos, hijos, padres, trabajo, etc.) que no  debemos descuidar. Desde luego nos sentimos satisfechos de la respuesta positiva  y la disponibilidad  que va creciendo según avanzamos.

Sin olvidar que los grandes protagonistas son los niños explicaré que desde un principio llegan cada día contentos a la clase.  Dedicamos la primera media hora en alguna actividad común, relacional o juego, con posibilidad de merendar…. Después pasamos a la parte más formal, una hora de estudio. Casi siempre las materias a incidir son la comprensión lectora, catalán, matemáticas, y también agradecen mucho que se les ayude a realizar los deberes. Cuando  va surgiendo el cansancio -y hasta el vuelo de una mosca los puede distraer- tenemos la suerte de contar con el patio, buen aliado para compartir chicos y grandes  un partidillo. La  pelota  está hecha de papel de diario y celo, para que vote poquito y no se cuelgue. Es humilde, como nuestro trabajo, pero cumple una buena función.

Cuando los padres llegan para recogerlos, los niños tienen pocas ganas de abandonar el juego y ese tiempo sirve de excusa para departir un rato con ellos. El acercamiento y la escucha ayuda a descubrir situaciones y problemas en las personas que a simple vista no apreciaríamos. Vamos creando una relación amable, de confianza mutua y una ilusión por parte de todos  para que “ESTO”, si a DIOS  también le place, continúe.