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Con los amigos sin techo de Tarragona

Tenía conocimiento de la comida de Navidad con personas sin techo que hacía Armand Puig y sus amigos de la Comunidad de S. Egidio por medio de Joan Figuerola. El año que salió la conveniencia y la oportunidad fue fácil decidirlo e incorporarme gracias a la acogida que recibí. Ya he compartido tres Navidades con ellos. Esta comida es una continuación de la relación y amistad que se crea durante el año principalmente los viernes en la cena y charlas que tenemos en la calle misma con los amigos que acuden. Nos encontramos en Navidad unas 25 personas entre invitados y unos pocos colaboradores. Preparamos la comida en una sala que nos dejan. Las comidas están preparadas por otros voluntarios en casa y algo se puede redondear un momento antes en la misma sala. Joan F. y familia se encargan ahora de los postres en la comida de Navidad. Pienso en los discípulos de Jesús preparando la cena del Jueves en una sala. No sé cual era la costumbre y las posibilidades en aquellos tiempos pero nosotros ponemos globos, adornos, velas; las mesas, bien preparadas aunque sea con enseres de usar y tirar. También ponemos un icono de Jesús y tras el café cantamos villancicos. Ya sabéis lo que pasa con estas cosas: también esta comida es muy gratificante y esponja el corazón a la manera de todo aquello que tiene que ver con el Evangelio, con Jesús, con el Espíritu.

Como os digo hay una amistad previa hecha en la calle. Nos encontramos los viernes por la noche, tras la plegaria que hace la Comunidad de S. Egidio. Yo acudo directamente a la calle tras la plegaria que hacemos los de la Comunidad de Jesús en Reus. Hace mucha ilusión saludarlos cada cual con su nombre, dándoles la mano, o pidiéndoles el nombre si es un nuevo conocido a la vez que te presentas tú mismo si hace falta. Nos explicamos qué tal todo, dispuesto a hablar de uno mismo si hace falta en el mejor sentido de amistad que se puede aportar, aún cuando muy a menudo es el acogimiento de la escucha y de poner una actitud positiva ante las situaciones y siempre de esperanza en el futuro. Me gusta también encontrar conjuntamente con unos y otros, motivos de agradecimiento a la Vida. La cena es caldo, a veces de carne, a veces de pescado, lleno de todo. muy bueno y caliente; es el único plato caliente de la semana para muchos. Después hay un postre dulce envasado y zumos. Cuando se sabe que viene el aniversario o la fiesta de alguien normalmente se le hace algún regalo. Y los viernes siempre se intenta traer mantas u otras cosas que sabemos que pueden necesitar.

No sabemos quiénes y cuántas personas nos encontraremos. Tampoco sabemos en qué estados de sobriedad y normalidad (que es lo más usual) o no nos encontraremos. No hay demasiados manuales de actuación ante alguna posible situación de tensión; yo diría que 1) uno no tiene por qué alterarse y que 2) no se tiene la solución siempre a todo (de Salvador sólo hay uno). Está claro que uno quisiera que pudieran “tener dónde reclinar la cabeza”, que no pasaran nunca hambre, que tuvieran la misma consideración y mirada por parte de los demás que pueda tener cualquiera o incluso la que reciben las personas de dinero o de zapatos lustrosos. Como las categorías importantes de esta sociedad de tener dinero etc. para nosotros no debe tener ningún valor (incluso generarnos una cierta prevención) lo que debo valorar es la apertura de corazón a los demás, echar una mano al otro cuando le hace falta, la comunión que busca con los demás. Y esto, que es lo que más importa en una persona, sí que se puede encontrar entre los amigos sin techo. Está el caso, para mí único, de un hombre joven que tiene la cabeza muy bien “amueblada” y me ha dado lecciones, que me confesaba que era un profesional con un buen trabajo y que ahora podría volver a trabajar pero que está bien así y que viviendo en la calle puede apoyar a otros compañeros de a pie, darlos ánimos y esperanzas y visiones y actitudes positivas. Ni que decir tiene que vive sereno y con simpatía. ¡Cuánta gente deslumbrada por el prestigio y por el dinero de otros podría aprender de él lo que realmente es importante!

Los amigos de la Comunidad de S. Egidio han hecho un trabajo discreto de ayudar a salir de estas situaciones; recuerdo el caso de uno de los que empezó a ir con ellos a la oración, encontró trabajo, empezó a compartir piso con otro. Pero no estuvo muchos meses; tras un tiempo de no verlo nos enteramos que había muerto repentinamente. Fue un golpe para todos. Siempre se hace una Misa, un funeral, una plegaria cuando hay una defunción. Y a menudo también en el aniversario de la ida a la casa del Padre. Pedid por ellos, pedid que se sientan queridos. Pedid que nadie se sienta superior a nadie. Abrazos. PAZ

Alfons Pinilla