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Hija del silencio

 

 

Ha muerto Annalena Tonellí. No sabemos quién era Annalena Tonelli. Yo lo supe por la RAI, picando con el mando algo que me salvara del tedio de lo acostumbrado, «Annalena era una misionera laica que había entregado su vida a los más necesitados de Somalia»; así de sucinta era la información que presentaba la periodista de las noticias de media tarde del canal nacional italiano; La noticia no se recogió en nuestros servicios informativos; es de esa clase de asuntillo de teletipo de un par de líneas que es carne de cañón de trituradora, porque nadie apuesta por ella. Pero me decidí a saber más de esta mujer, cuyos beneficiarios la llamaban Mother. Escarbando un par de noches en Internet, me di cuenta del peso de esta, hija del silencio de 60 años; que fue fusilada hace un par de domingos en el pueblo de Borama. Digo hija del silencio porque, a los 30 años, se largó de su Italia natal y, de niña bien de los barrios altos de la hermosísima ciudad de Forlí, pasó a la desolación de los parajes keniatas. Se marchó sola, con un petate de medio kilo y un par de libros. Y allí se le perdió la pista. Desapareció del mapa, como si la tierra baldía africana la hubiera engullido. En seguida, se puso manos a la obra en Nairobi para procurar la dignidad de la mujer, la fundación de centros sanitarios, etc. Pero, por su decidida vocación a favor de los más necesitados, tuvo que huir de la tierra que tan amistosamente la había acogido, ya que denunció las masacres que el Gobierno de Nairobi perpetró contra una extensa comunidad nómada. Así, recaló en Somalia, construyó un hospital y fue el bálsamo de los tuberculosos. Pero, ¿por qué?, ¿a qué venía tanto desquiciamiento de lo ordinario?, ¿huía?, ¿de quién?

En una dirección de Internet me encontré por casualidad una carta escrita por Annalena en la que hacía un repaso de su vida y la causa de sus... incómodas elecciones: «La verdad es que bien jovencita me consagré a los pobres, a los abandonados, a los que no habían sido amados. Quería seguir sólo a Jesucristo, nada me interesaba tan fuertemente; Por eso quise ser toda del Señor. La vida de Charles de Foucauld inflamó toda mi existencia y en ello estoy. Cuando llegué a Wair, un pueblo desolado en el corazón del desierto de Kenya, lo tenía todo en contra, era católica y por ello despreciada, además no estaba casada y en aquel microcosmos el celibato era un absurdo para todo el mundo. También me pasó en Somalia, pero los que me conocen bien dicen que soy somalí, como ellos, y que soy madre, la madre de todos los que cuido”. Los musulmanes que la conocían de cerca, al enterarse de su fallecimiento, han dicho que era una mujer mandada por Dios y que sus manos acariciaban a todos los enfermos, cristianos y musulmanes. Ha muerto Annalena Tonelli. Lo dijo la RAI. Sólo lo dijjo la RAI.

                                   Javier Alonso Sandoica

Publicado en “Alfa y Omega nº 372 (16-10-03)

Su testimonio personal:

Testimonio de una voluntaria que trabaja desde hace mucho tiempo en Somalia al servicio de los más necesitados

Más información:           

http://www.acnur.org/index.php?id_pag=1277

http://www.acnur.org/revistas/119/pg11.htm

http://www.solidaridad.net/vernoticia.asp?noticia=651