de Michel: Ramonville (Francia) 

Este texto relata la vida de René PAGE, nuestro antiguo prior, fallecido en Ramonville (Toulouse-Francia) el 06/02/2010. Ha sido redactado por Michel que vivió con él como asistente cuando René era prior, y a continuación y hasta el fin de su vida en Toulouse.

 

René y Michel en Romanville

 

Desearía evocar sobriamente el recorrido de René, hermano de Jesús.

René, con 24 años, llega a El Abiodh Sidi Cheikh en septiembre de 1947, en el sur de Orán, en la linde del Sahara. Nuestra fraternidad tenía allí su casa madre y el noviciado. Él venía del seminario de S. Sulpicio (París) que entonces tenía mucho y justificado renombre, en el mundo eclesiástico francés. En este lugar hizo cuatro años de estudios.

Anteriormente había pasado por varios seminarios menores, de manera que le pusieron la sotana el 3 de marzo de 1940, ¡a los 16 años y medio!. Señalo este episodio del cual él guardaba un mal recuerdo porque iba a perturbar su espontaneidad y su facilidad natural para relacionarse con los demás, y en primer lugar con los amigos de su edad que vivían en su aldea natal, una aldea al norte de Deux-Sèvres.  Este hecho no es ajeno a las dudas que durante años le atormentó. Esto sucedía en un período en el que se preguntaba: “¿Es Francia un país de misión?”.¿Sería él  tal vez un sacerdote obrero o militante de la JOC? En 1946, un número del semanario “Temoignage Chrétien” llamó vivamente su atención  y la lectura de un artículo sería decisiva para su orientación: se trataba de los Hermanos de Jesús, más exactamente de su salida del marco monástico de El Abiodh para buscar su camino en el mundo del trabajo.

El 18 de octubre 1948, por sus primeros votos religiosos, René se comprometía delante de Dios en la Fraternidad de los Hermanos de Jesús y mantendrá en su corazón un lugar privilegiado para el Padre Foucauld.

Envían entonces a René a la fraternidad de Aix en Provence donde se quedará dos años. Trabaja en la construcción y empieza a estudiar le lengua rusa. En efecto, cuando un hermano llega a sus votos perpetuos, puede pedir concretar el don de su vida para la salvación de los hombres en un determinado ambiente y/o cultura. Esto tiene unas consecuencias muy concretas que a veces hay que preparar con tiempo. René pensaba en los ambientes bajo influencia marxista e incluso - en aquella época nada se nos interponía - ¡marchar a la Rusia soviética! Mientras tanto debía terminar sus estudios de teología (2 años) al término de los cuales fue ordenado sacerdote en junio de 1952; seguidamente tendría la posibilidad de celebrar la liturgia en rito oriental melquita, en eslavo (antigua lengua rusa).

Al año siguiente, 1953, permanece en la fraternidad de París para poder proseguir con sus estudios de ruso y le nombran responsable regional para las fraternidades de Francia y Bélgica; lo será hasta 1963.

Durante esos años la Fraternidad conoció un rápido crecimiento que no permitía preocuparnos por “la acumulación de cargos”. En 1954, le pedirán de improviso asumir la responsabilidad del noviciado que teníamos en la isla de Saint-Gildas, en la Bretaña francesa. El mismo año, la Fraternidad tenía un Capítulo general, el primero después de su salida de El Abiodh. René es elegido como consejero del Prior, lo que le posibilita reemplazar cuatro años más tarde, a petición del Prior,  al hermano Milad (retenido en El Abiodh por la guerra en el sur de Argelia) en su cargo como Asistente. En el capítulo de 1960, fue elegido Asistente del Prior. A pesar de ello no habrá terminado con el servicio que suponen los cargos en la Fraternidad. Siempre los asumió con la simplicidad que le hemos conocido, sin nada del “personaje” que a veces puede mostrar quien ejerce la autoridad y los cargos. Seguiría siendo él mismo, hasta en sus despistes con los que se podría hacer un anecdotario.

En los años 50:

René Voillaume, Hta. Magdelaine, René P. y Yohanan

 

Solamente recordaré una: tenía una cita en el Vaticano,  él iba vestido como exigía la etiqueta, con la túnica gris que llevábamos en la capilla; el guardia suizo de servicio golpea los talones y le presenta armas con su alabarda; René le responde graciosamente con un magnífico saludo militar.

Para ser más serios diría dos cosas, e incluso tres, que me impresionaron en el ejercicio de sus responsabilidades. En primer lugar, un extremo respeto por las personas, respeto que conlleva una enorme cantidad de amor y de paciencia; aunque esto retrasara una toma de decisión. Él también tenía, en situaciones particularmente delicadas, una especie de tacto espiritual, como si presintiera unas realidades que solo Dios ve porque son los frutos de su presencia en el corazón de los hombres. Todo esto no minimizaba en nada, aunque no lo manifestara a menudo, su capacidad de indignación frente a cualquiera de nuestras deficiencias, o delante de las de la Iglesia y de las del mundo de hoy.

En una carta fechada en Navidad de 1965, René Voillaume, nuestro fundador y Prior entonces, compartía con nosotros su deseo de retirarse. De esta manera despejaba también el futuro para el Capítulo que iba a celebrarse al año siguiente. René fue elegido, por unanimidad y en primer escrutinio, Prior. Aunque no le fuese siempre fácil asumir esta sucesión, la Fraternidad seguía creciendo en talla y en dispersión, más de cincuenta fraternidades bajo los cielos más diversos, que el Prior debe visitar al menos una vez durante su mandato. Fue así como René dio su primera vuelta al mundo. Volverá a hacer una segunda ya que fue reelegido en el capítulo de 1972, Este segundo mandato le fue más pesado, en especial porque el desgaste empezaba a dejarse sentir, incluso en detrimento de su salud; también había que revisar y poner en marcha la organización de las fraternidades en Regiones dotadas de una mayor autonomía. El capítulo de 1978 le devolvería a René toda su libertad, si así puede decirse.

Después de un tiempo de descanso, René, que entonces tenía 55 años, se dirigió a París. Encuentra un pequeño alojamiento en Pigalle, en la misma escalera que el de Ivar, un hermano marino que había navegado durante años bajo pabellón noruego. También encuentra un trabajo en el “Bazar del Hôtel de Ville”. Aunque él guardaba muchos recuerdos simpáticos, ese era un trabajo que no le gustaba. París vivía en esa época bajo la amenaza de atentados, debía controlar los bolsos de los clientes, a la entrada de la tienda, buscando explosivos y vigilar para evitar robos. Al cabo de un año, ayudado por un hermano que trabajaba como enfermero, es contratado en el hospital Foch de Suresnes como agente postal encargado del correo de los pacientes hospitalizados así como del de los médicos. Se encontraba muy a gusto en ese trabajo lleno de humanidad pero en el cuarto año de servicio, un accidente de trabajo (una rotura complicada del tobillo) pone fin a la carrera de aquél a quien oficialmente le llamaban “agente postal”.

Pigalle (París): el "Moulin Rouge"

 

Cuando volvió a ponerse sobre sus dos pies, durante el verano de 1984, René tomó el camino de Toulouse. Teníamos allí todavía, a la sombra del convento dominico donde tantos hermanos habían hecho sus estudios de teología, una pequeña fraternidad que se mudaría a Ramonville dos años después de su llegada. Aquí es donde René vivió su jubilación. En la banalidad de una vida cotidiana de la que en cierta medida uno es el amo, y donde Dios nos espera. Prestaba pequeños servicios, aseguraba a su manera lo que podemos llamar nuestras relaciones públicas y, con más cercanía, las relaciones de vecindad, también acogía a los amigos y a los hermanos de paso. De manera regular, aseguraba una asistencia fraterna al Instituto secular “Jesús Caritas”, y participaba en las reuniones del más antiguo de los “Equipos de Notre-Dame” de Toulouse.

Al final del siglo, se le presentaron algunos problemas cardíacos como una especie de llamadas al orden. Le operarán en el año 2000. Tras esto, poco a poco, se fueron manifestando pequeños problemas de comportamiento que comprenderíamos un poco más tarde: la enfermedad que iba a oscurecer su vida ya estaba actuando. No creo que sea útil entristecerse por ello, sería indecente. Toda enfermedad que afecta a la persona en lo más profundo, en lo más íntimo de ella misma, es una forma del mal en este mundo particularmente escandalosa; nos pone delante de un misterio que hay que respetar.

René mantuvo durante mucho tiempo su bella y bondadosa sonrisa hacia quien le visitaba. También dio signos, a veces incluso unas palabras a través de las que nos aseguraba que aunque solo en su noche, él estaba delante de Dios y con Dios.

Esto es lo que él ahora vive finalmente a plena luz.

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"El Reino de Dios está ya entre nosotros.

Nadie nos obliga a creerlo,

pero si nos lo creemos, nada puede ser ya como antes » (…)

«Lo esencial no es el haber encontrado un camino original,

lo esencial es caminar», caminar hacia delante.

Para ello no hay receta, hay que volver a empezar

cada mañana y no terminaremos nunca …

(…) Seamos pues modestos y verdaderos

en lo que somos, verdaderos con nuestra vocación,

verdaderos con Dios y verdaderos con la gente»

Carta de René n° 27 – 1978