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Diez años jubilado

de Guillaume: Marsella (Francia)

La fraternidad de La Busserine está situada en los barrios del norte de Marsella (Francia): son barrios de los llamados “sensibles” porque la población es muy cosmopolita y en su mayor parte hijos de inmigrantes (África del Norte e Islas Comores). El desempleo, especialmente de los jóvenes se estima en un 40 % y la sociedad francesa tiene dificultad para integrarlos.

 

 

Esta fraternidad está compuesta por 4 hermanos: 2 jubilados (Jacques y Guillaume) y 2 trabajando (Jean-Michel y Robert). Tiene también una posibilidad  para la acogida de cara a acompañar a eventuales postulantes.

 

Hace diez años que me jubilé de albañil en la construcción y supongo que algunos se preguntan qué pasa conmigo. En primer lugar voy a hablar de nuestra fraternidad. Estoy en un apartamento con Robert, de la Isla Mauricio, que trabaja a media jornada como personal de mantenimiento en la residencia para jubilados de San Juan de Dios. Su trabajo consiste en hacer bastantes trabajos de carpintería, y arreglar las habitaciones de los residentes (pintura y otros…). Me alegra mucho vivir con él, pues desde que Jean Pierre se fue me encontraba solo. En el otro apartamento están Jacques y Jean-Michel que junto con nosotros formamos fraternidad al mediodía y por la tarde. Cada tarde cuando Jacques está con nosotros y Jean-Michel vuelve del trabajo celebramos la eucaristía.

 

Jean-Michel trabaja en una empresa local (filial de un gran grupo: VINCI Construcciones) y con un pequeño equipo se ha especializado en la construcción de puentes sobre las autovías del sur de Francia: trabajo con personal con contratos muy precarios y poco habituados para este tipo de trabajos en los que la seguridad es primordial; esto hace que sobre él recaiga mucha responsabilidad sobre cada uno. Como Jean-Michel es competente y se relaciona bien, ayuda mucho en los problemas que van surgiendo durante el trabajo ya que, como se dice “en la construcción no hay problemas sino soluciones”. Además, como él es responsable de nuestro sector, viaja mucho también de un lado a otro los fines de semana.

 

El otro hermano es Jacques, tranquilo como yo. Además de las lecturas y oraciones, se ocupa mucho con los conocidos del barrio: más adelante hablaré algo de esto pues trabajamos mucho juntos en ese sentido.

 

 

Vuelvo pues a mis ocupaciones. Por la mañana, me levanto, en general para rezar con Robert  (2 salmos y un compartir del evangelio del día) y seguidamente tomo tiempo para rezar y leer pues aunque soy de temperamento manual, también soy intelectual y los ‘ladrillos’ de teología no me dan miedo en general. Así pues acabo de leer e incluso releer el libro de Joseph Moingt: El Dios que viene al hombre’, tomo 2, sobre la Iglesia actual. Hablando del futuro de la Iglesia, él dice que este futuro ya no está en un culto pesado y religioso sino en el humanismo en el que los hombres se ayudan entre sí. Si miramos la situación actual esto no podemos dejarlo para mañana. Es decir que nuestra religión como todas las demás también, debe volverse resueltamente hacia la persona humana y ahí es donde se realiza la salvación. El Evangelio no dice otra cosa.

 

También tengo otras ocupaciones: están los hermanos que viven en la residencia San Juan de Dios  (Sadoq y Daoud) a quienes les gustan las visitas y eso lleva sin darse cuenta medio día. También voy 2 veces por año a París para asistir al “Comité Foucauld” donde 6 personas ponemos al día el trabajo de los últimos seis meses: por ejemplo el próximo mes trabajaremos las cartas de Carlos de Foucauld a Monseñor Guérin: lo que aparece a través de esas cartas, su personalidad, sus obras, su tipo de presencia… También hay que preparar dos veces por año la aparición del Boletín de noticias de las Fraternidades, lo cual exige hacer una elección de los diarios susceptibles de gustar a la gente y entrar en contacto con los autores. Ese trabajo lo hago junto con Stanko y Bruno, pero esto lleva menos tiempo.

 

Por encima de todo está la presencia en el barrio y toda la atención que eso exige hacia las personas. El ayuntamiento de Marsella decidió finalmente hacer la unión de las dos autopistas (Norte, procedente de París, y del Este yendo hacia Niza e Italia para así liberar el centro de la ciudad) y los propietarios del barrio de Santa Marta no quisieron que esta circunvalación  pasase por su terreno (en las zonas vacías no construidas) sino que atravesara nuestro barrio. Todo el mundo quiere esta circunvalación, pero por supuesto en la casa del vecino… ¿Por qué en nuestro sector? Porque estamos prácticamente a la entrada de la autopista del Norte. Así pues hay un grupo del barrio del que Jacques y yo formamos parte y que velan por el buen desarrollo de los trabajos. Este grupo se llama: Colectivo de Ciudadanos, Viviendas y Marco de Vida y está en contacto con las diferentes administraciones, arquitectos, etc. Nos prometieron que puesto que esta circunvalación pasa por nuestro barrio, eso nos beneficiaría para una renovación del barrio, de las vías públicas, edificios nuevos e incluso una renovación de los habitantes… Este colectivo se reúne una vez por semana y esperamos los resultados ya que las promesas son siempre bellas. Jacques sigue este asunto desde hace ya tiempo y ha adquirido mucha competencia pues hay que saber hablar con estos señores.

 

Las decisiones deben tomarse en estos momentos y los trabajos empezarán en el 2013 y sabemos que conllevarán muchas molestias (polvo, ruidos, circulación…)

 

Tú te has ido. Con la primavera.
Pero aún nos guía tu Presencia ausente, Cristo,
por el camino de la esperanza, verde.

Hacia el maduro Otoño y la Vendimia...
Tú te has ido, pero refloreces en nosotros
¡oh Vid cosechada y perenne!

En nosotros que vamos — y Tú vienes —
bajo el estío del Amor por el camino luminoso y verde...

Pedro Casaldáliga