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Vidas de jubilados y sin embargo vidas con plenitud

de Jean-Marie: Detroit (Estados Unidos)

Detroit, conocida durante muchos años como la capital y el símbolo de la industria del automóvil. La fraternidad se fundó en 1963. Los primeros hermanos se establecieron en uno de los barrios negros que estuvo en 1967 en el centro de las revueltas mortales y devastadoras de la población negra. En la actualidad la fraternidad se encuentra en un barrio donde la mayoría de la población es hispana.

Jean-Marie vivió allí a comienzos de los años 70 y a continuación desde 1988. Desde hace bastante tiempo tenía problemas en la vista: la iba perdiendo de una forma inexorable hasta el momento en que fue declarado ciego. De este modo llegó su paso a la jubilación.

Aquí, en los Estados Unidos, todavía estamos calentándonos al calor de la fiesta de Acción de Gracias, ciertamente la fiesta más popular. Es el memorial de la supervivencia de los colonos ingleses, fundadores de este país, aquellos a los cuales se les denomina como “los Peregrinos”. Es tiempo de sentarse, no sólo para comer pavo y tarta de calabaza, sino también para “contar nuestras bendiciones” como se dice por aquí y abrir nuestros agradecidos corazones.

Personalmente yo celebraba el primer aniversario de mi jubilación y tenía también mucho que agradecer. La jubilación me llegó mucho antes de lo que yo esperaba y sin darme tiempo para hacer planes. Yo bromeaba diciendo que puesto que me había quedado ciego, viviría tanteando… Tengo que admitir que las cosas ahora me van bastante bien. He encontrado varias actividades que me mantienen ocupado sin excesos.

Durante casi treinta años, en nuestra vecindad, ha habido un centro (llamado ahora ‘Freedom House’ – Casa de la Libertad) que acoge a gente solicitante de asilo político. Originalmente servía principalmente a refugiados procedentes de América Latina. Hoy día, la mayoría de los residentes (en total 65) vienen de África, la mitad de ellos de países francófonos. Por consiguiente necesitan traductores. Usualmente traduzco las sesiones entre los refugiados y sus abogados para preparar su entrevista con los servicios de inmigración. Cada sesión puede durar hasta tres horas (algunas veces más). Eso exige mucha atención para traducir con toda la precisión que sea posible. También es emocionalmente exigente ya que la persona tiene que volver a recordar con detalle los sufrimientos por los que ha pasado. Toda la gente con quien he hablado hasta ahora no sólo ha estado en la cárcel, sino que ha sido torturada y violada. Muchos de ellos han tenido familiares cercanos que han sido torturados, violados o incluso asesinados delante de ellos. Uno no puede acostumbrarse a la crueldad que un ser humano ejerce hacia otro ser humano. Es también una experiencia que te obliga a mantenerte humilde (uno no se siente con ganas de quejarse de nuestras pequeñas miserias después de escuchar los horrores por los que esta gente pasó y cuando uno ve su coraje y determinación). A lo largo de las semanas de preparación se crean verdaderos lazos de amistad. La Casa de la Libertad es ciertamente una “bendición” por la cual estoy agradecido, en primer lugar por todo lo que hace con sus residentes y también por lo que me ha enseñado hasta ahora.

Durante este año he contactado también con una persona responsable del grupo de teatro de nuestro barrio, con el cual he colaborado durante años como actor, escritor, realizador, etc. Desde hace ya varios años, el “Matrix Theatre” puso un énfasis especial en la “integración”, tratando de incluir en él a personas con diversas discapacidades que participan a todos los niveles.

En el 2010, había un proyecto de celebrar los 20 años de la Ley sobre los derechos de los discapacitados. (A.D.A.). El teatro construyó un gran muñeco representando a Justin Dart, uno de los “padres” del A.D.A. El muñeco medía tres metros de alto y estaba en una silla de ruedas gigante. Montamos un pequeño espectáculo basado en este muñeco y lo llevamos a una gira en la que participaron personas con discapacidades físicas, cognitivas y/o psicológicas. Participamos en varios acontecimientos para marcar este 20 aniversario y viajamos incluso a Chicago… Nuestra seña de identidad era un poema titulado “nuestro orgullo está en seguir intentándolo”. Estoy ciertamente muy agradecido por la energía que nuestro grupo desplegó y por el coraje que cada uno tenía al superar sus inhibiciones y limitaciones. Ellos realmente me enseñaron a cómo seguir “intentándolo”.

Cada viernes, también voy como voluntario al Instituto de las Artes de Detroit, nuestro museo local. Siempre he estado convencido de la gran verdad de ese dicho de Dostoievski: “La Belleza salvará el mundo”. Y en un ambiente tan deprimente como el de Detroit puede parecer a veces, estos oasis de belleza son burbujas indispensables de oxígeno espiritual, interior…

Las horas que paso allí cada semana son como un tiempo de meditación prolongado y contribuyen, en gran medida, a mi equilibrio. El grupo de voluntarios es muy acogedor (soy uno de los más jóvenes) y ahí también se están construyendo amistades. Así pues doy gracias por este museo y por toda la gente que, a lo largo de los siglos, han sido seducidos por la belleza y han podido compartir un poco del misterio que habían percibido.

Pecaría por omisión si no diera las gracias también por la presencia de mis dos hermanos. Ellos también están jubilados y cada uno ha encontrado su manera de seguir viviendo plenamente. Eric es voluntario en dos clínicas para cuidados gratuitos en nuestro barrio. Mientas nuestro sistema médico siga siendo el que es, estas clínicas prestan un servicio esencial para aquellos que no tienen seguro.

Eric también ayuda en la Casa de la Libertad una vez por semana, en el teléfono, traduciendo algunos documentos y prestando todo tipo de servicios. Muchos amigos y vecinos también le llaman cuando necesitan alguna pequeña reparación, o que le lleven a algún sitio, o simplemente para que les escuche. Y cuando hace buen tiempo, incluso se le puede encontrar pescando (aunque todavía no he probado nada de lo que supuestamente ha pescado).

Sam se marcha hacia Nicaragua mañana. Esta es la tercera estancia de Sam en San Bartolo con Miguel. Cuando vuelva retomará sus cursos en la Universidad de Michigan: un curso para mejorar su conocimiento de la lengua y cultura española y otro curso sobre la literatura afro-americana. Desde hace unos meses acompaña a un muchacho de 12 años cuyo padre está en la cárcel. También tiene planes para trabajar con un grupo de mayores (una organización que se ocupa de ofrecer cuidados paliativos para los que están en la última etapa de su vida). Él sería uno de los voluntarios para acompañar psicológica y espiritualmente a las personas en su camino hacia la muerte. Cuando no está haciendo otra cosa se le puede ver en una de las pistas de tenis de la zona, jugando con otros jóvenes de su edad (él cumplió 70 hace unas semanas).

 

"Ser pobre, es ser extranjero en su propio país,

es participar de una cultura

radicalmente diferente

de la dominante

en esta sociedad"

Michael Harrington 1967