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de Humberto, de la fraternidad de Holguin (Cuba)

El 12 de julio de 1965, con un calor tórrido, Enrique y yo aterrizábamos en el aeropuerto de La Habana, nadie nos esperaba... Un auténtico chapuzón en lo desconocido... El 12 de julio, franqueamos pues el umbral de los 40 años en nuestra isla. No hemos celebrado nada puesto que Enrique y yo estábamos separados.

Con esta ocasión, he repasado en mi memoria y en mi corazón tantos años de compartir vivido con nuestra gente, tantos acontecimientos intensos en nuestro pequeño país, tantos rostros: compañeros de trabajo, amigos, vecinos encontrados y amados... Hemos visto nacer a niños que ahora son abuelos. Otros ya no están.

Y he aquí que en esta ocasión, yo quería escribiros, pero sin tener demasiadas ideas. Ahora bien yo había escrito el mes pasado una pequeña reflexión para mí, respondiendo a una pregunta hecha a las hermanitas. Como la había comunicado a los hermanos de la Fraternidad General, ellos me dijeron que tal vez podía incluirla en los diarios. Así pues, allá va. Este será mi diario de los 40 años.

La pregunta era: "Vuestra vocación ¿para qué sirve? Hace ya tiempo que yo quería reflexionar sobre este tema de la fecundidad de nuestra vida. Había pensado que después del Capítulo habríamos continuado profundizando el famoso "Suscitar la vida" y, en corolario, el "Salvadores con Jesús".

Veía también que en los textos preparatorios a la reunión de regionales, muchos decían sentirse a contracorriente en la Iglesia y en la Sociedad. Es cierto, ya no somos muy comprendidos... Así pues he escrito este pequeño texto. Yo no sé lo que pensaréis y si esto tiene algún interés... pero al menos es una ocasión de comunicarnos entre nosotros.

La idea fundamental, es que el amor es fecundo, "el Amor da Vida". Esta fecundidad es muy invisible y misteriosa, es también una realidad de Fe y de Esperanza ...

"Tu vocación, ¿para qué sirve?"

Aparentemente "para nada", es cierto, al igual que toda vida contemplativa. (Recordar el episodio de Marta y María)

Tal vez no sea inútil volver a hablar de algunas de mis convicciones. ¿Por qué creo en mi vocación y soy feliz viviendo así...?

Mi única "obra" es amar: Amor y Amistad gratuitos por Jesús y por la gente de condición social humilde, trabajadores, etc.

El amor de Jesús me empuja a trabajar como Él en el Proyecto del Padre: el Reino que es liberación y amor universal de hijos y de hermanos.

En seguimiento de Carlos de Foucauld, mi pasión es por Jesús de Nazaret, esto marcará toda mi manera de vivir y de amar.

Así en este mundo de violencia, de corrupción, de miseria y de exclusión, ¿cómo participo en este proyecto de Dios que es Amor y Vida?

-En este mundo en el que casi todo es "interés" y "eficacia", me gusta vivir la gratuidad de la amistad y, a la vez, creo en la misteriosa fecundidad de mi vida entregada a pesar de y con mis "miserias"...

-En un mundo dividido, de "discriminación" y de "exclusión" política e ideológica, trato de vivir la unidad, la comunión, la misericordia, el perdón, la reconciliación y el respeto de cada persona tal como es y con su diferencia.

-En nuestro mundo que aplasta y ahonda el foso entre ricos y pobres, incluso ahora en Cuba, mantengo mi opción preferencial (no exclusiva) por los pobres, para que encuentren su autoestima ("tú eres preciado a mis ojos") y una vida más humana y digna

-A la hora en la que en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad, muchos intentan huir del país o evadirse de las duras condiciones de vida, encuentro mucho sentido evangélico en compartir la vida real de nuestra gente con sus dificultades, sus alegrías, sus miserias, "restricciones" y limitaciones.

-En un mundo tentado por el consumo y una Iglesia, en general más bien privilegiada, me gusta vivir en la simplicidad y en una solidaridad y comunidad de destino: "pobres con los pobres" para salir de la pobreza.

-En nuestra Iglesia a menudo demasiado triunfalista y que busca grandeza y visibilidad, creo "en la grandeza de lo pequeño", la mística de lo cotidiano y de lo ordinario que son la condición más común de los hombres en el mundo entero.

-En una Iglesia a menudo conservadora y en regresión respecto al Concilio, tratando de vivir la « seguridad » y una moral más bien defensiva, yo quiero centrar mi vida sólo en Jesús, volviendo al Evangelio.

-Frente a una Fe a menudo intimista, carismática, lejos de la vida, intento vivir la oración unida a la vida: vida como "himno" (al estilo de San Francisco), vida como intercesión y vida eucarística y pascual, con la convicción de que Dios tiene un camino invisible y misterioso de "salvación" para cada hombre en su vida concreta, por muy pobre y vulnerable que sea.

-Frente a la incredulidad, la indiferencia y el sincretismo de nuestra sociedad, yo quiero afirmar el Absoluto de Dios por medio de mi oración prolongada y silenciosa al igual que por estancias en soledad.

Sí, constato que muy a menudo por todas partes vamos a contracorriente en la Iglesia y la sociedad, puede que no aportemos mucho, pero puede que el crecimiento invisible del Reino pase por la "casa del pobre"...

No soy más que un pequeño signo, un pequeño grano y una humilde interpelación, pero tal vez no sea completamente inútil en el momento de un mundo postmoderno y una Iglesia postconciliar. Solo Dios lo sabe... No es el momento para interrogarse sino para vivir.

Me uno a todos aquellos que, en el mundo, luchan, cada cual a su manera, por un verdadero "vivir juntos" y otra calidad de vida a todos los niveles: material, moral y espiritual.

"Allí donde hay amor, allí está Dios".