de Lorenzo, de la región de Italia

Al final de nuestra última reunión, fui "elegido" (como tan bien se sabe hacer entre nosotros cuando nadie está disponible) para escribir este informe, pues parece que algunos hermanos se preguntan: "¿Qué es ese grupo sobre la secularización?" Es muy normal que se hagan esta pregunta porque, aquí o allá, se escucha hablar de algunos hermanos que se reúnen sobre ese tema. ¿De qué se trata?

A menudo se dice que los textos de los Capítulos son más bien inútiles, porque aunque tal vez se lean, pronto se guardan en el fondo de un cajón y son olvidados. Menos mal que no siempre es así. De hecho, el Capítulo de Yaundé (2002) propuso que los hermanos de un mismo ambiente cultural traten de crear lazos a fin de desarrollar las relaciones entre las regiones: esta idea no cayó en el vacío sino que fue leída y retenida. A causa de esto, poco a poco, se creó nuestro grupo (y espero que también otros grupos de hermanos).

Somos seis hermanos de Europa que tratan de compartir algo de su vida teniendo en cuenta la especificidad europea. A fin de dar voz a la diversidad que compone nuestro continente somos seis: Andrzej (Polonia), Carlo (Suiza), Théo (Alemania), Lorenzo (Italia), Pierre (Francia) y Ramón (España). Este grupo nació por iniciativa propia; es decir que nos elegimos a nosotros mismos, de común acuerdo, sin intervención de nuestros regionales; lo cual no quiere decir que no lo supieran ni que fuera sin su acuerdo. El criterio de nuestra elección era tener entre nosotros una cierta unidad de base para encontrarnos en una reflexión que pudiese centrarse sobre un interés común. En este sentido, nuestro grupo es diferente de una comisión nombrada por la Fraternidad General que tendría el encargo de trabajar "en nombre de la Fraternidad". Nosotros somos simplemente algunos hermanos que se entienden bien entre ellos, se reúnen con alegría y con interés por compartir algunas cosas de sus vidas de hermanos en Europa que les importan bastante. Pienso que nuestro compartir puede ser útil a otros más que a nosotros seis, al igual que cualquier trabajo y reflexión de cualquiera de nosotros sobre nuestra vida enriquece a toda la Fraternidad. Pero esto no quiere decir que nos reunamos "en nombre de" nuestras regiones. No tenemos mandato alguno para ello.

Las propuestas del Capítulo de Yaundé parten oportunamente de una realidad que cada vez es más evidente: la Fraternidad dispersa por el mundo está unida por una misma vocación original; es cierto. Pero es igualmente cierto que, con el tiempo, nos diferenciamos cada vez más según las culturas y los ambientes en los cuales vivimos. Esta evolución de la Fraternidad es bien recibida puesto que subraya cómo pertenecemos realmente a aquellos con quienes vivimos, es decir que lo que nosotros entendemos como Nazaret no se queda en las nubes.

Manteniendo, pues, los pies bien en la tierra, hemos estado de acuerdo en una constatación: está claro que en Europa vivimos en sociedades (más o menos) secularizadas y que esto no puede dejar de cuestionar una vida que se dice "vida religiosa". Tratemos, pues, de comprender un poco de qué se trata. En primer lugar, ¿qué queremos decir cuando hablamos de "secularización"?, ¿en qué afecta esto mi vida y la de aquellos con quienes vivo? No se trata que nos pongamos a hacer largas búsquedas teóricas; de hecho no somos un grupo de estudio sino un grupo para compartir. Cada uno hace personalmente aquello de lo cual se siente capaz (cuestión de tiempo, de diversidad, de modos de reflexionar…). Nos encontramos alrededor de un texto propuesto por alguno y lo leemos juntos: escuchamos, nos preguntamos lo que hemos comprendido, nos cuestionamos… Es un método excelente que permite evitar tanto el irse por las nubes fácilmente como las afirmaciones simplistas; nos ayuda a comprender y respetar las diferencias.

Cada uno de nosotros tiene, por supuesto, un tiempo limitado para dedicarlo a este "trabajo". Hemos decidido reunirnos dos veces al año. Hasta ahora nos reunimos en Zurich pues la fraternidad es suficientemente grande para acogernos y bastante central para todos… y, además, Carlo y Marcel nos acogen muy calurosamente.

Los textos que hemos usado hasta ahora nos abren a visiones diferenciadas: teológicas, sociológicas, históricas o filosóficas… Esta diversidad de miradas son una ayuda importante ya que las realidades que vivimos son muy diversas: desde la católica Polonia poscomunista hasta la Francia laica, de una Italia marcada por la influencia eclesiástica en el dominio público a una Alemania respetuosa de las confesiones hermanas, de una España posfranquista que se rebela, hasta una Suiza celosa de sus tradiciones, sin olvidar a los otros países europeos de nuestras regiones… Hablar de "secularización" no es pues algo sencillo aunque este fenómeno sea común en la cultura europea: desde el tiempo de las "Luces" las ciencias se han hecho autónomas, y el hecho religioso se ha convertido en una realidad más (reconocida, aceptada, rechazada, combatida…) entre otras. Sin embargo la noción misma de "secularización" es muy criticada… Algunos incluso cuestionan su realidad: ¿Es una invención de los sociólogos…? No hay más que ver la actual ebullición del fenómeno religioso…; ¡Esto sólo interesa a los sepultureros de la Iglesia…!

En el punto en que nos encontramos, no tenemos nada más que comunicar sino el simple hecho de nuestro camino que sigue estando aún en su fase de inicio. No nos es posible decir hoy día más que esto, pues nuestra tarea sigue siendo modesta, no solamente en su proyecto sino también en los hechos. Lo que nos parece importante es no taparnos los ojos delante de la realidad en la que vivimos ni quedarnos en simples impresiones diciendo que la secularización es un bien, un mal, una esperanza, un mito… Queremos reflexionar sobre cual es el sentido de la libertad que vivimos en Europa: ¿se trata de una suerte (una gracia) que nos invita a vivir en una sociedad "menos coherente" que las sociedades religiosas, pero que da a la persona humana un lugar nuevo?... ¿"su" lugar? ¿Y cómo vivimos esto siendo "religiosos"? Sabemos que no existe necesidad alguna ni el deber de tener que exportar el modelo europeo. Y sabemos también que tenemos que recibir y aceptar las críticas que nos vienen de fuera respetando lo que se vive en otras culturas. Pero no debemos, sin embargo, renegar de la originalidad de lo que vive nuestro continente y bajar los brazos ante las dificultades que esto implica por lo que aunque pueda parecer nuevo, incoherente o inquietante.

Este mensaje de hoy tiene como objetivo el compartir con todos y con cada uno que nuestro pequeño grupo de hermanos no tiene nada de secreto, ni tampoco tiene nada de seguro… sino que está abierto, curioso y animado por un espíritu que ama el mundo en el cual le ha sido dado vivir, a la luz de la tradición de la Fraternidad.