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de Roger y Bertrand – Beirut (Líbano)

 

"¡No, tú no morirás, Líbano! Bajo los escombros humeantes de violencia, de venganza, detrás de las contusiones de tu cuerpo humillado, descubrimos todavía intacta tu alma, nosotros no desesperamos de ti"

(Cardenal Roger Etchegaray: Homilía del día de la Asunción, en la Basílica de Nª Sra. del Líbano)

de Roger

Me he puesto a escribir tras la discreta invitación de un hermano. Por mí mismo no hubiese tenido el valor. Ante tanta violencia, uno se queda durante mucho tiempo bajo los efectos del choque, sin encontrar sentido a toda esta guerra cuyas causas y objetivos están aún poco claros.

Los primeros días, me quedé, hora tras hora, a la caza de noticias, tratando de diferenciar lo verdadero de lo falso y comprender lo que nos sucedía. Estaba trastornado por las imágenes que ponían en la TV y sentía una tristeza inmensa ante tales sufrimientos. También sentía cólera, amargura, y esa impresión de estar ahí sin poder hacer nada, dando vueltas. En otras ocasiones, estábamos también bajo las bombas y compartíamos los miedos de nuestros vecinos. Pero, ¿cómo ser solidarios cuando estábamos en un barrio seguro al abrigo de los bombardeos? He tenido tiempo para llevar todo eso a la oración y aprender a compadecer sin hacer ‘nada’.

La población chiíta, la más pobre, es la que se ha llevado casi exclusivamente el peso de esta guerra. Sale de ella herida y rota, pero orgullosa de haber vencido. Me gustaría poder alegrarme también, pero esta ‘victoria divina’ deja un regusto amargo, cuando se sabe que el ‘partido de Dios’ reclama de la línea más dura del régimen iraní. El Hezbollah da miedo, incluso a ciertos chiítas que no pueden decir nada en estos tiempos de duelo y exaltación colectiva.

¿A dónde va a llevar al Líbano? ¿Tan molesto es este país que hay tanta gente que intenta destruirlo desde que empezó a existir?

No nos esperábamos vivir unos acontecimientos tan trágicos, que han trastornado la mayor parte de nuestros proyectos de verano, excepto el campamento de "Foi et Lumière" que tuvo lugar entre el 1 y el 8 de julio en un convento a 15 km. de Saida. Una semana de convivencia, compartir, salidas, oración y fiesta; sin pensar para nada en el "tsunami" tan violento que iba a sumergir al Líbano a la semana siguiente.

A partir del 12 de julio, los primeros golpes duros en la periferia sur nos hicieron darnos cuenta que una vez más estábamos en guerra. Rápidamente, una primera avalancha de desplazados del Sur y de la periferia sur llegó a nuestra barriada y a los otros barrios de Beirut así como a otras regiones más seguras. Se les alojó principalmente en escuelas públicas pero también en instituciones privadas o edificios anexos a mezquitas, en las familias o en viviendas deshabitadas. De un día al otro, el número de habitantes se dobló en nuestro barrio que retomó por un tiempo el aspecto típico de un barrio chiíta, como lo fue antes de 1976.

 

La esperanza viene de los mismos libaneses, de todas las comunidades, de la gente humilde más que de los grandes, que han ido tejido relaciones suficientemente profundas y sólidas como para resistir a los conflictos.

 

El cardenal Roger Echegaray, enviado al Líbano por el Papa, celebró la Eucaristía el día de la Asunción, en la basílica de Nuestra Señora del Líbano. Su homilía fue un grito del corazón que evidentemente emocionó a los libaneses, y no solamente a los cristianos. He aquí un corto extracto:

 

"Pueblo libanés, escucha a Cristo que te dice: 'No temáis a aquellos que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, tú no morirás. Bajo los escombros humeantes de violencia, de venganza, detrás de 1as contusiones de tu cuerpo humillado, aun descubrimos intacta tu alma, tenemos confianza en ti. A pesar de todas las amenazas de fuera y de dentro, tú sigues siendo lo que eres en el fondo de ti mismo, una tierra de comunión y de compartir. Nunca te faltará la montaña ni el mar: la montaña para identificarte y e! mar para dialogar... Sé fiel a tu vocación histórica de hacer coexistir las culturas y ¡as religiones para presentarlas, como modelo redimido, frágil pero vivo, a a imaginación adormecida o sofocada de una humanidad que ha perdido sus razones para vivir juntos. Tú no te defiendes por ti misma, sino por todos los pueblos de la tierra"

La paz en el Líbano no volverá sino tras una solución global en toda la región. El cardenal repitió con fuerza:

"Habría que ser claros: el conflicto israelo-palestino es uno de esos dramas que, si no encuentra rápidamente una solución justa, no podrá dejar a ningún Estado inocente, ni siquiera intacto para su propio futuro. Si la justicia y la verdad no son iguales para los dos pueblos, ellas no sabrían ser ni justicia ni verdad, y no habrá paz en el mundo"

 

de Bertrand

Unos diez días después del comienzo del conflicto, los miembros de una comunidad de nuestro barrio, todos franceses en ese momento, decidieron ser repatriados a Francia por los medios puestos en marcha por la Embajada.

Es una oportunidad que se nos da para insertarnos, aún más si cabe, en este barrio, de acoger por las tardes, además de los niños que venían ya a esta comunidad, los niños sudaneses y filipinos de Insan y algunos niños de familias chiítas desplazadas. Esta es nuestra contribución a todo el esfuerzo de acogida y de solidaridad que ha marcado todo el Líbano desde el comienzo del conflicto. Junto con otras Asociaciones, tratamos también de ayudar a las familias que más han sufrido, desplazadas o no.

La tregua actual, decretada el lunes 14 de agosto, rápidamente provocó el regreso de la mayoría de los desplazados hacia sus pueblos o barrios de origen. Los coches llenos, cargados de colchones y equipajes, dejaban nuestra calle y nuestro barrio, que volvió a la normalidad tan rápidamente como se llenó un mes antes.

Nosotros vamos a seguir nuestra acogida y nuestros compromisos en el barrio, preparando la vuelta al colegio que, esperemos, pueda ser en octubre. Estamos en este momento en una situación dura de espera. El alto el fuego ¿se va a consolidar o vamos asistir a un segundo 'round' de esta guerra tan asesina que algunos anuncian? Esperamos ardientemente que las hostilidades no vayan a resurgir, ya que la violencia engendra violencia y envenena la situación más que la arregla, ningún protagonista puede suprimir al otro.

Esta situación me pone triste a veces, y algunos días mi oración se resume en este grito: "¿Por qué tanta falsedad, injusticia, odio, violencia y muertes en nuestra Región, que sin embargo es la cuna de civilizaciones, de valores y tradiciones religiosas que han marcado al mundo entero? ¿Qué dosis de valor, apertura, perdón, amor y don de sí haría falta para darle la vuelta al curso actual de los acontecimientos.

La transparencia, la espontaneidad y la alegría de los niños me devuelven el valor y la esperanza.

Gracias por rezar por el Líbano y el Oriente Medio. Fraternalmente a cada uno.