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de Jean-Michel Ajot : Berdine (Francia)

 La Asociación “Bergerie (aprisco) de Berdine” está situada en el sur de Francia. Es un lugar de vida en el que cada uno, a su nivel y a su ritmo, debe hacerse cargo de su vida y además echar una mano al último que llega, a fin de responsabilizarse y adquirir la autonomía necesaria para la reinserción. El trabajo ligado a la abstinencia es un elemento esencial para la curación.

El objetivo es permitir a las personas dependientes, a través de una experiencia de abstinencia total de cualquier dependencia (alcohol, drogas duras y blandas, psicotrópicos y productos de substitución) poder encontrar una salud física y un equilibrio psicológico que les asegurarán una reinserción adecuada. Berdine acoge una media de 150 a 200 personas al año.

El pasado 7 de junio, hace 5 años, fui acogido en la Bergerie de Berdine, como miembro voluntario de esta comunidad.

Aquí la vida está muy encuadrada por la presencia en la capilla, la mañana para la oración y la reunión por la tarde, al igual que las horas fijas de las comidas. También ha sido un cambio muy grande para mí tras haber sido, durante mucho tiempo, “un huésped en la casa del Islam” donde la religión regula toda la vida social (NB: Jean Michel ha vivido muchos años en el sur de Argelia en un contexto musulmán). Ahora me encuentro en mi país de origen con personas para las que, muy a menudo, el hecho religioso es la última de sus preocupaciones.

Berdine es una asociación de origen cristiano (católico) fundada en 1973, en la que sin embargo cualquier otra opinión religiosa u atea tiene cabida. La Bergerie de Berdine está abierta a personas con dificultades, esencialmente toxicómanos y alcohólicos. Un buen número de ellos no tenían domicilio fijo en el momento de su llegada. Algunos tienen aún problemas que resolver con la Justicia. Diferentes tribunales han gestionado, de acuerdo con la Comunidad de Berdine, casos de semi-libertad, trabajos de interés general y han concedido algunas libertades provisionales o condicionales bajo la responsabilidad de la Bergerie de Berdine. También hay algunas personas de nacionalidad extranjera en situación irregular o en vías de regularización. La gran mayoría de las personas acogidas no están al día en su situación administrativa. En el año 2006 había un 7% de mujeres.

La finalidad de Berdine es (según el Evangelio) una vida de oración, en verdadera sencillez (en plena naturaleza) y una vida de trabajo por la comunidad. Nuestra vida es muy sencilla: nada de alcohol, nada de droga, ningún medicamento psicotrópico, ningún producto de sustitución, nada de violencia, ningún dinero de bolsillo.

Efectuamos todos los trabajos necesarios para la vida comunitaria. La vida comunitaria depende de la buena voluntad y de la toma de conciencia de cada uno de que su trabajo es indispensable para la vida de todos. Aquellos que aceptan considerarse responsables de la comunidad forman parte del núcleo en  el  que se toman las decisiones importantes en común. Todos los miércoles tenemos una reunión en la que se tratan todos los temas relativos a la vida comunitaria. Hay también una reunión para la organización del trabajo de la semana, que tiene lugar los domingos por la tarde, en ella se forman los equipos de trabajo.

Vivir una verdadera simplicidad, no es desear más que lo que nos es necesario y que Dios nos da cada día. Sobre todo es tener la preocupación de no desperdiciar nada. Por medio de esta simplicidad de vida, Berdine espera volver a dar sentido a la vida a de aquellos que llegan a menudo muy deteriorados o desesperados. Berdine es un lugar donde se busca la calma, el silencio, la paz.

Aunque nuestro reglamento interior comprende ciertas “obligaciones” (prohibiciones, obligaciones…) éstas no nos han sido impuestas por un organismo externo. Al contrario, las personas acogidas aquí son las que, en el correr de los años, las han decidido como una ayuda estimada necesaria en la evolución de cada uno(a). Son como un “Estatuto del asistido” hacia una vida activa y auténtica de persona responsable, tanto en la comunidad como con vistas a una reintegración en la sociedad. Es por lo que, en Berdine, es indispensable que cada uno llegue no solamente al estado de espíritu necesario para no tener que apoyarse en los especialistas (psicólogos, trabajadores sociales…), sino tener la voluntad de responsabilizarse de sí mismo, con el conjunto de las personas acogidas. La organización de la vida comunitaria a todos los niveles ha sido estudiada con esa finalidad y ha permitido crear un organismo vivo, en perpetuo movimiento y renovación humana.

Más que hablar del ambiente, hay que hablar del acompañamiento: yo mismo me ocupo de acompañar y escuchar, y una serie de personas voluntarias que aportan su ayuda puntual en diferentes actividades (contabilidad, agricultura, costura, informática, formación de carpintería…).

En la Pascua  tuvimos el bautizo de una niña  nacida en la comunidad.

¿Cómo me sitúo aquí en tanto que “hermano”? Simplemente “estando con”. Ya no me considero como un huésped, sino como un miembro de esta comunidad. Por supuesto estando en ella en una situación particular. Algunos me hacen burla llamándome “el cura”, ¿cómo podría ser de otra manera?

A todos nuestros huéspedes les impresiona también el entusiasmo con el que escuchan hablar a unos y a otros de su trabajo: el jardinero, el panadero, el carpintero, el tapicero, el ceramista, los pastores, el apicultor, los vendedores de madera, los leñadores… Berdine se ha convertido en su casa y para algunos en su familia.

Sí, yo agradezco al Señor por haberme traído hasta aquí y doy gracias a la Fraternidad por acompañarme en este arraigo en el que yo pienso que estoy, con mi pobreza, en el corazón de la vocación de un hermano.

 

“Es triste pensar que entre los innumerables hombres que han inmortalizado su nombre en las páginas de nuestra historia, el número de los que han influido sobre su prosperidad sea tan limitado”

Mariano José de LARRA (1809-1837)