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de Francesco : visita a Murugaragara (Tanzania)

La fraternidad de Murugaragara se encuentra situada al Norte de Tanzania en la frontera con Ruanda, Burundi y Uganda. Es un lugar de refugiados en donde se cruzan las razas, las lenguas y las culturas y cuyo solo denominador común es la pobreza, la precariedad y, a menudo, la miseria.

La fraternidad se instaló en el tiempo de los pueblos “ujamaa” (comunidad) estructurados por el genio del socialismo africano: Julyus Nyerere. Los hermanos que se sucedieron pudieron vivir una parte de este original socialismo africano, tomando parte activa en los trabajos comunitarios del pueblo, compartiendo las dificultades sin sustraerse al compromiso pesado y difícil de la auto-suficiencia para sobrevivir. En estos momentos hay un hermano ruandés, Edouard que se va a unir a Lorenzo, que se había quedado solo. Francesco, asistente general, nos escribe, a continuación de su última visita.

 Murugaragara es una pequeña aldea de 250 a 300 habitantes salpicados en un amplio territorio. Dicho nombre significa “Bellavista” La gente vive muy pobremente del trabajo agrícola, algunos plataneros, un poco de sorgo, maíz, mandioca y alubias… y todo esto trabajado con una herramienta única, la azada.

El maíz y los plátanos se utilizan más bien para fabricar cerveza (bebida que después de la fermentación alcanza un considerable nivel de alcohol e incluso si hoy en día las autoridades prohíben utilizarlos para eso a causa de la baja producción agrícola, la gente la sigue haciendo tranquilamente ya que es también la única forma de festeja y olvidar los sinsabores de la vida…

Hacía 7 u 8 años que había visto a Lorenzo por última vez y lo encontré en forma a pesar de su espalda muy frágil y una hernia que tendrá que operarse un día u otro. Estaba muy contento de tener visita y poder salir de su aislamiento, de poder compartir, charlar tranquilamente…

En 2003, Marcel Jagu, el otro hermano que vivía en Murugaragara, tuvo que volver a Francia pues los ataques de paludismo lo debilitaban cada vez más. Lorenzo se quedó provisionalmente solo para poner en orden las cosas de la fraternidad antes de volver también a Europa. Pero han pasado cuatro años y el “poner en orden” continúa al ralentí…

Tengo que confesaros que me ha impresionado esta pequeña aldea perdida en la selva y sobre todo la vida de esta fraternidad. Es un lugar importante de la vida de la aldea. Durante el día, siempre hay gente que pasa por allí para cualquier cosa. La gente se sienta bajo el árbol y el tiempo transcurre tranquilamente charlando…

Lorenzo sigue trabajando en sus campos de alubias, sus bananeros, sus patatas, etc., y con sus cosechas, ha conseguido una autonomía económica, al menos para la vida corriente. Además de su trabajo está, si se puede hablar así, el acompañamiento del “Kigango” es decir de la comunidad cristiana local. Gracias a nuestro hermano, se hacen muchas pequeñas cosas que pueden ser chispas de esperanza para ayudar a esta aldea a salir de la miseria y sobre todo de una cierta inercia.

El Kigango trabaja unos campos comunitarios y los miembros se comprometen a participar en los trabajos de desbroce de la tierra, la siembra y la cosecha. Una parte de la cosecha se comparte entre los miembros y otra se deja en la caja de Kigango. Con este dinero la comunidad ha podido construir la capilla con cemento y ésta es hoy en día el orgullo de la comunidad.

En el terreno de la fraternidad, hay un molino para moler el maíz, una máquina de coser, un pequeño taller de carpintería, un gallinero y la vaca que pronto dará, así lo esperan, una becerra que aumentará la producción de leche.

Todas estas actividades tienen responsables que reciben un salario del fruto de su trabajo y las ganancias suplementarias siempre van a la caja para gastos imprevistos o para otros proyectos, como por ejemplo el de comprar un pequeño autobús para transportar a la gente (sobre todo a los enfermos) y los productos al mercado. Ya han enviado a un joven a la ciudad para aprender a conducir. Por supuesto, todo esto ha podido hacerse gracias a la presencia de Lorenzo y su presencia allí permite que todo siga adelante. No es fácil hacer entrar en la mentalidad de la gente el sentido del bien común; a veces existe la tendencia de contentarse pasivamente de lo poco que la vida de todos los días puede dar, dándose una falta de esfuerzo para ir más adelante…

Esta fraternidad se fundó en 1978. Varios hermanos pasaron por allí y fueron como destellos de esperanza pero hoy día corre el riesgo de cerrarse…

Tengo que confesaros que esta fraternidad me ha impresionado: ¡es una inserción muy bella! Nuestra presencia en este medio rural tan pobre y desfavorecido tiene todo su sentido. Esta fraternidad, tan alejada de todo, sigue siendo una pequeña chispa de esperanza en el vivir cotidiano de estos hombres y mujeres…

“La esperanza de los pobres no es para mañana, sino para hoy, ‘el hoy de Dios’. Ella no es en primer lugar el final de una desgracia, sino que anuncia siempre un comienzo nuevo, incluso si este comienzo humilde y frágil hace pensar en un germen, en un brote o en un niño… La esperanza es incluso el comienzo absoluto, el comienzo del futuro absoluto, las primicias de la “nueva creación”. (Pierre Ganne, sj)

Compartiendo estos días de la vida de Lorenzo, me parecía que el tipo de presencia de esta fraternidad en África podía ser una “respuesta” (entre otras) a la búsqueda de inculturación que quieren nuestros hermanos y hermanas de África.

Murugaragara es la única fraternidad agrícola que tenemos en este continente, insertada en un ambiente verdaderamente pobre, donde los hermanos por su propio trabajo han podido ser y son autosuficientes económicamente.

Y entonces, me he puesto a soñar: ¿Por qué cerrar realidades como ésta? ¿Por qué no tratar al contrario de reforzarla? ¿Por qué nuestros hermanos jóvenes de África o de otros lados, no estarían interesados por esta realidad? Sé bien que esto no es fácil. Sé que la vida en las aldeas es dura y que la azada es muy pesada. Sí, Murugaragara no es el paraíso… Pero, ¿no somos capaces de poner en nuestras opciones un granito de locura por amor a esta gente abandonada a ellos mismos? El amor no está al abrigo del riesgo, siempre hay riesgos que asumir. ¿Somos aún capaces de arriesgar?

Encontré a Lorenzo muy solo. Cada visita que recibe es como una bocanada de aire fresco que le da fuerza por algún tiempo. Le animé a salir de Murugaragara al menos una vez al año para encontrarse con los hermanos del Evangelio de Arusha. Creo que es muy importante intentar acercarse a ellos puesto que a pesar de la distancia son los más cercanos. Sé que nuestros hermanos de Arusha estarían contentos de caminar con Lorenzo.

Me gustaría terminar agradeciendo a todos los que me acompañaron durante este viaje: es gracias a vosotros, hermanos y hermanas, amigos como he podido entrar un poco en vuestras realidades de vida. Gracias