De Ivan – Entrevista a Marc (el Prior saliente)

Conversación mantenida en la sala de embarque del aeropuerto ultramoderno de Bangalore el 1º de noviembre hacia las 2h. de la madrugada, esperando el avión que llegaba con retraso de París… El Capítulo, cuyos últimos días estuvieron bien cargados había concluido unas horas antes. René Voillaume escribía cartas a las fraternidades en las salas de espera de los aeropuertos.

·         Has viajado mucho estos últimos años. ¿Cuántos pasaportes has rellenado en estos 12 años?

Seis o siete. He visitado todas las fraternidades, salvo algunas de Francia. Diciendo esto tal vez alguno me regañe: “No, él no vino a vernos…” Pero no deben quedar muchas.

Marc recibiendo los votos de Giang - Asia

·         ¿Impresiones de esos viajes?

Antes, yo no había hecho, fuera de Europa, más que un solo viaje a Canadá, en el tiempo de los estudios. En las primeras visitas a Brasil y la India me di cuenta que Europa no lo es todo y que hay que comprender lo que los hermanos viven en esos países, darles la palabra.

·         No debe de ser fácil penetrar en otras realidades, en otras culturas en tan poco tiempo

No es posible. Pero están los hermanos y ellos dicen: “No hay que importar un modelo completamente hecho en Europa porque hay cosas que no pegan con lo que nosotros vivimos”. Otra cosa me llamó también la atención: había conocido en Francia un cierto tipo de Iglesia, en Lille se trataba de un sector llamado “misión obrera”, pero yo viví en un contexto secularizado. Desembarcar en países muy religiosos, eso cambia…

Marc y Hervé con los primeros hermanos africanos

·         “Quería llegar como hermano a las fraternidades, y se me recibe como Prior”, dijiste en el Capítulo. Esa responsabilidad ¿te ha pesado?

Desde el principio estuve impresionado por la confianza que los hermanos te dan. Una capacidad de decir cosas muy personales. No sé cómo funciona en las otras comunidades religiosas, pero en la nuestra, es algo muy fuerte. Es en ese  sentido en el que hice esa broma. En la cabeza de muchos hermanos, no es lo mismo recibir al Prior que a un asistente. La broma quiere decir también que tengo costumbre de hablar con bastante libertad, pero me doy cuenta que mi palabra tiene un peso…

¿Algunos momentos difíciles? Ciertos hermanos que vivían momentos difíciles y no veían como salir de esa situación y yo tampoco veía el modo de ayudarles. Si la confianza me ha llegado a lo más profundo, la falta de confianza es lo que más hiere.

¿El peso? No es una responsabilidad pequeña. Tenemos esa herencia, ese tesoro que ha sido depositado en nuestras manos, en las de todos. El temor es: ¿estamos haciéndolo fructificar o lo estamos dilapidando?

·         En la fraternidad general: ¿se comparte la responsabilidad?

He tenido el sentimiento de llevar esa responsabilidad en equipo. No creo haber tenido que tomar solo muchas decisiones, y nunca contra la opinión de los otros miembros de la Fraternidad general. Incluso cuando estábamos de viaje, podíamos comunicarnos. Y siempre ha habido una respuesta. Además nos encontrábamos en Bruselas durante periodos de tres semanas, un mes. Eran tiempos fuertes de compartir con algunas visitas. Cada año nos íbamos una semana lejos de los teléfonos.

·         Hemos hablado en el Capítulo de diversidad y de pluralismo. ¿Cómo lo has sentido en tus contactos?

Tomemos el ejemplo del trabajo que es importante para nosotros. En África es un rompecabezas sin solución. Si alguien tiene un trabajo, lo dará primero a su cuñado, a su sobrino, a la gente de su familia, ciertamente no a un religioso que tiene una comunidad detrás. Así pues es extremadamente difícil encontrar un trabajo asalariado. También es difícil vivir de un trabajo artesanal para el que hay que ser particularmente hábil. Y cómo ganarte honestamente tu vida en ciertos contextos en los que hay que utilizar “estratagemas” para tirar adelante. Además, nadie comprenderá que un religioso no haga algo para ayudar a la gente a salir de su situación de miseria. Es normal que los hermanos se pregunten cómo, a la vez estar cercano de la gente, llevar una vida simple y compartida, y trabajar con ellos para que puedan salir adelante. No es para nada nuestro esquema en Europa.

Otra diferencia es nuestra manera, en fraternidad, de sentirnos Iglesia y miembros de la comunidad cristiana. Esta no será la misma si se vive en el mundo secularizado occidental o en el mundo religioso de otros continentes. En un país muy religioso, ciertas formas de discreción no tienen sentido. Si eres religioso pues eres religioso y punto…

Y yo me tengo que preguntar si he hecho un esfuerzo de apertura, si he confiado lo suficiente como para poder decir: “Ellos también poseen el sentido de nuestra vocación e intentan responder a ella. Yo no lo haría así en mi casa, pero el contexto no es el mismo”.

·         ¿Cómo ha ayudado el Prior a vivir la comunión en la Fraternidad, teniendo en cuenta este pluralismo?

Primero escuchando a los hermanos: cómo entienden su vida, sus opciones dentro de nuestra vocación, cómo armonizan la vida de ‘Nazaret’ y su forma de actuar. Buscar el rostro de Dios en la vida de todos los días, compartir la vida de los pobres, eso es importante para nosotros y está enraizado en todos. Es necesario que intente comprender cómo lo vive cada uno.

Eso me ha interrogado a menudo. ¿Cómo, por ejemplo en África o en la India, ser religioso –o sea situado en una casta por decirlo de manera abrupta- y ser solidario del mundo de los pobres? No podemos ser religiosos separándonos de los otros religiosos, poniéndonos fuera de la Iglesia. ¿Cómo encontrar nuestro lugar? No es sencillo. Escucho a los hermanos, veo con ellos cómo podemos ir caminando. La última carta que escribí, sobre Nazaret, me vino en el transcurso de una reunión con los hermanos africanos en la que se reflexionaba sobre esas cuestiones.

Tendríamos, tal vez, que salir del modelo dominante, del modelo que llevamos en nuestros genes, sobre todo si eres europeo, y profundizar en lo que está en el centro, es decir el misterio de Jesús de Nazaret. A partir de ahí, intentar adaptarse a cada situación. Nuestro modelo ha cogido tanta prioridad, que se busca el cómo adaptarse al modelo cuando lo que habría que hacer es referirse a la persona de Jesús y ver cómo, en ese contexto, podemos comportarnos como él. Ese era un poco mi servicio de Prior: intentar hacer sentir a los hermanos en qué puede inspirarnos el Evangelio hoy siguiendo en esta línea de Jesús de Nazaret.

·         Y ahora “regreso a la base” ¿Cuál es tu programa?

Algunos meses todavía en Bruselas, después un tiempo sabático. He pedido ser acogido por los hermanos de Quinson (Francia). También tengo prevista una sesión sobre la espiritualidad de la Fraternidad para los hermanos del año común, más un tiempo de retiro. Después, regreso a Lille con cerca de 60 años… Me gustaría trabajar todavía algunos años, pero con la situación actual no sé lo que podré encontrar. De todas formas, daré todos los pasos para ello… Habrá una travesía difícil de vivir…