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de Fidelis y John-Paul : Onitsha (Nigeria)

Fidelis y Jean Paul son dos hermanos nigerianos. Al terminar su formación en el Camerún, incluyendo los estudios de filosofía y de teología, han regresado definitivamente a Nigeria. Han reabierto la fraternidad de Onitsha que estuvo cerrada varios años, guardada por un amigo protestante durante todo este periodo. Los dos han hecho sus votos perpetuos y desde hace tres años viven juntos.

Fidelis

 

 

John Paul

 

Disculpen nuestro silencio de casi dos años. A pesar de todo Onitsha inspira y expira normalmente. El único fracaso es el aplastamiento económico que mutila nuestro país, Nigeria, a pesar de que tenemos abundantes recursos humanos y naturales basados en la agricultura y los minerales. El mal gobierno y la corrupción son amplios y frecuentes en Nigeria. Nuestro sistema de valores con todas sus riquezas se hunde a gran velocidad y se desintegra en el olvido. Materialismo, individualismo, nepotismo, tribalismo y pragmatismo están ahora en el programa de Nigeria.

A un hijo en país Igbo, su padre le da un nombre mientras le mira atentamente al rostro… Así pues la fraternidad de Onitsha toma rápidamente forma de acuerdo al contexto y el medio ambiente en el que se desarrolla. Al comienzo, cuando en noviembre 2006 reabrimos nuestra fraternidad, nuestra vida era muy ajetreada y difícil de soportar. Encontramos difícil readaptarnos a las costumbres y formas de vida de la gente. El hedonismo tiene el primer lugar y para quien llega de afuera, es duro adaptarse a la escuela práctica de los pobres que intentan llegar a fin de mes. Pero ¿tienen los “Pobres de Yahvé” algo que sugerirnos en esta precaria situación de Nigeria?

Onitsha: puente sobre el río Níger

 

Sin duda alguna, ellos son signos del Reino. Si uno no se vacía de uno mismo, no podemos dejarnos poseer por Dios. Pero pobreza no equivale a abyección ni a privación forzada de lo que es necesario para la vida. ¿Cómo puede sobrevivir el pobre con todo el peso de su vida cotidiana? El conjunto de la vida social y  política en Nigeria no puede mantenerse realmente cuando  todo se cae en ruinas. Varios años después de nuestra independencia nada parece funcionar ya que todo el mundo intenta engañar a todo el mundo. Los pobres son presa de los ricos en este país gregario que es Nigeria. “Tengo miedo incluso de ti, amigo mío” dicen algunas pegatinas en los coches. Los aduladores, escogidos no elegidos, en la mascarada de las elecciones de 2007 en Nigeria, para representar a sus distritos electorales respectivos, comen y engordan a expensas del dinero de las masas pobres a la que ellos engañan. ¿Qué hacer? Creo que una revolución económica y social  acecha detrás de la puerta.

Este es el contexto social de Onitsha ¿No somos como unos niños huérfanos arrojados en la realidad de este mundo de una Nigeria digna de pena, perdida y egocéntrica?  Hay sufrimientos y durezas insoportables en nuestro compartir, como religiosos, el lote de la vida ordinaria de la gente pobre. Pero tenemos mucha esperanza de que saldremos adelante con ellos si… aceptamos la realidad de la vida. La providencia divina está actuando aquí en nuestra vida en Onitsha.

El tráfico en Onitsha en todo su esplendor

 

Centremos nuestra vida en Dios. “Padre, nos abandonamos entre tus manos, haz de nosotros lo que quieras”. Pensamos que, en cada acontecimiento de nuestra vida, tenemos que aprender lo que nos va a llevar a Dios. Incluso nuestras decepciones y nuestras debilidades son trampolines que nos llevan a la Santidad. Hemos aprendido a ampliar nuestras miradas contemplativas sobre nuestro compartir fraterno diario con los pobres, nuestras relaciones fraternas con la gente que encontramos en el mercado, en el trabajo…

Os aseguro que desde nuestro regreso de los estudios nos hemos inscrito en “la escuela práctica nazarena de la vida cotidiana”. En esta escuela lo que cuenta es la práctica, no la teoría. Tenemos que ser auténticos “hermanos de Jesús” afrontando la vida como gente corriente y como religiosos.

Yo Fidelis, por mi parte, trato de asegurarme un empleo desde nuestro regreso aquí. He trabajado como profesor durante diez meses. He enseñado informática y geografía en una escuela privada que pertenecía a uno de nuestros amigos. Me pagaban miserablemente mal, por debajo de lo normal  y además tenía que hacer actividades fuera de mi programa. Mi salario mensual era de 5000 naira, es decir alrededor de 30,5 euros. Eso apenas cubría los gastos de transporte, sin pensar en los otros gastos. Hice un esfuerzo exagerado por asegurarme un empleo estable y suficientemente remunerado, pero todo fue en vano. Finalmente hablamos con los hermanos de la región y ellos estuvieron de acuerdo en que yo tratase de empezar una actividad por cuenta propia que pudiese asegurarme un trabajo permanente.

Tenemos buenas relaciones con nuestros vecinos, aunque algunos de ellos no parecen comprender nuestro estilo de vida. Algunos de ellos vienen a la capilla a rezar y recibir nuestras opiniones y consejos.