Inicio > Familia espiritual > Hermanos de Jesús > Boletín > 9 > Wakayama

Inicio > Testimonios > Giang, de Wakayama

 

de Giang: Wakayama (Japón)

Se le ha pedido a Giang de hacerse cargo de la formación de los jóvenes que entran en la Fraternidad en su Región. Para hacerse cargo de este servicio aceptó de seguir primero un tiempo de “formación para formadores”. En este diario se expresa a partir de la palabra “Dayenu” (‘eso me hubiera bastado’). Esta palabra es la respuesta que dan los judíos durante el rito pascual al que enumera todos los beneficios que ha hecho Dios a  su Pueblo. A cada don del Señor exclaman: “Eso me hubiera bastado” (Dayenu)

 

La región de Japón y todos los hermanos me han animado a seguir un curso para ‘formadores’.

Por consiguiente he dejado mi trabajo y mis colegas a quienes  quiero mucho y  he llevado conmigo a las Filipinas las lágrimas de mi patrón y de mis amigos, y también la confianza, la alegría y la esperanza de mis hermanos de Japón. Yo no tenía miedo de ir a estudiar a las Filipinas, pero iba un poco inquieto por mi pobre conocimiento del inglés.

Los hermanos me acogieron con mucho cariño y me ayudaron a entrar en el programa de la I.C.L.A. (Instituto de Vida Consagrada en Asia), destinado a los formadores. Me encontré allí con muchos amigos, religiosos procedentes de China, de Corea, de Japón, de las Filipinas, de Malasia y de Indonesia…

El programa empezó con las grandes enseñanzas de base en Teología, Antropología, a propósito de los carismas, de las culturas, del conocimiento de uno mismo. El  punto importante de esta enseñanza es la relación con uno mismo, con los otros y con Dios. Estaba bastante cansado después de cada sesión ya que tenía que utilizar muchas expresiones corporales. Pero eso me dio una gran alegría porque haciendo confianza pude darme a conocer a los otros, escucharles y compartir con ellos, descubriendo que cada persona es única y preciosa a los ojos del Creador.

Una de las sesiones del programa se llama ‘Dayenu’. Es una palabra hebrea que quiere decir: “Eso me habría bastado”. El Dayenu quiere expresar las acciones maravillosas de Dios en mi vida. Es un medio de retomar conciencia de mi historia personal con Dios. Esta historia está arraigada en mis experiencias personales de Dios, tan reales como la roca. Esto es lo que me hace exclamar: conozco esto porque en ello he encontrado a Dios personalmente.

Nacido en una familia tranquila del sur de Vietnam, tenía 8 años cuando asesinaron a mi querido padre delante de mí.

+ Si Dios me hubiera creado y no me hubiese retirado mi amado padre, eso me habría bastado.

Yo tenía el deseo de entrar en una escuela del ejército y estudiar a fondo para ser chófer después de los estudios. Era el momento en el que los comunistas controlaban todo Vietnam.

+ Si Dios me hubiera dado una vida de estudiante feliz y no hubiese interrumpido mis estudios, eso me habría bastado.

Fui enviado a un campo de concentración durante 3 años donde atrapé el paludismo y donde estuve a punto de morir.

+ Si Dios me hubiera dejado vivir en ese campo de concentración y no hubiese caído enfermo, eso me habría bastado.

Giang (a la derecha)... en el trabajo

 

Me salvé gracias al jefe local del partido comunista y me enamoré de la joven hermana de este jefe. Me escapé de ese campo de concentración.

+ Si Dios me hubiera dado una nueva vida, me hubiese dejado casarme con mi amiga y no me hubiese guiado en mi evasión de este campo de concentración, eso me habría bastado.

Buscando la libertad me escapé del Vietnam en barco (‘boat people’). Pasé 5 noches en el mar sin comer nada, perdí a un compañero, la barca se hundió y a mí me salvaron personas de una plataforma de prospección de petróleo en el mar.

+ Si Dios me hubiera liberado de este sombrío periodo del Vietnam y me hubiera dado una nueva vida por segunda vez sin demasiados sufrimientos durante el viaje por mar, eso me habría bastado.

Llegué a Malasia a un campo de refugiados donde descubro el cristianismo y me convierto a esta revelación: Dios es Amor. No deseo otra cosa sino amar por el resto de mi vida. Me enamoro de una refugiada vietnamita en el campo. Su marcha a América me hace caer enfermo.

+ Si Dios me hubiera abierto el corazón al amor y no hubiese enviado a mi amiga lejos de mí, eso me habría bastado.

Me marché al Japón y empecé una nueva vida feliz. Entonces tuve un grave accidente de coche y estuve 3 meses en el hospital: un largo tiempo de reflexión.

+ Si Dios hubiera venido a mí en el Japón y no hubiese permitido que sucediera este accidente, eso me habría bastado.

Me enamoro de Jesús de Nazaret y entro en los Hermanos de Jesús.

+ Si Dios hubiera venido a mí como el pobre obrero de Nazaret y no me echa de la fraternidad, eso me habría bastado.

En todas las cosas, ‘suficiente’ quiere decir ‘suficiente’, ¡pero el Amor no conoce esa palabra!

Con esta sesión sobre el conocimiento de uno mismo y el Dayenu, llegamos a estar más cercanos los unos de los otros, más abiertos, confiados como amigos. Llegamos entonces al momento de aprender lo que significa la dirección espiritual y el discernimiento espiritual. Para la práctica estábamos divididos en pequeños grupos (2 x 2) para aprender el papel del director espiritual y también cómo recibir una dirección espiritual en la vida real. Antes de empezar el diálogo había un tiempo de oración silenciosa. Con lágrimas y sonrisas aprendí la historia de mi amigo chino, sus heridas, sus tristezas, sus dificultades y también su alegría, su fe, su esperanza… “Un compañero  con quien se comparte el pan, con quien se comparte no solamente lo que sé sino también lo que soy, hablando no sólo de Dios sino también de mi Dios que me hace vivir”

 “Cuando llegó el día de Pentecostés, todos se encontraban reunidos… Todos fueron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas, como el Espíritu les enseñaba…” (Hech. 2 – 1.4)

El lenguaje empleado durante este tiempo de aprendizaje era: confianza, apertura, amor fraterno. Esto es realmente lo que el texto de los Hechos quiere decir en el día de Pentecostés: “hablar el lenguaje del otro”. Es un don precioso don del Espíritu y experimentado en el marco de la vida religiosa. Esto me ha permitido salir de mi ansiedad por no saber bien el inglés, teniendo el valor y la alegría de seguir el diálogo y de escuchar a los otros en este lenguaje de la CONFIANZA Y DEL AMOR.

Giang, Masalu, Ludo