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De Borja (Zaragoza) a ... Suiza | Mari Carmen |
En el noviciado, Mari Carmen descubrió el mundo de los feriantes... ella entró en la fraternidad en Madrid, estuvo en Guadalupe y un poco en Málaga. Del noviciado se marchó ya para Suiza. Seguro que había feriantes en España... pero en Suiza existía ya una comunidad dedicada a ellos....
Llegué a este país en el año 1974 con el deseo de compartir mi vida de hermanita de Jesús con un grupo de familias feriantes, que tienen su «aldea» de caravanas en Versoix, no lejos de Ginebra.
Desde 1968, hay en Versoix un gran terreno para que las familias feriantes y gitanas del Cantón de Ginebra puedan aparcar de manera estable, mediante el pago de un alquiler. Como las demás familias, también nosotras tenemos un sitio asignado, en el que tenemos una vieja caravana de madera para vivir. Con el paso del tiempo las familias han ido aumentando: hay carromatos, «casas móviles», furgonetas, remolques... En estos años han aumentado tanto que ya no se cabe. La situación se ha ido degradando y la inseguridad ha crecido. Se ha intentado encontrar, sin éxito, otros emplazamientos.
En el campamento viven establemente algunos feriantes jubilados y algunas familias que sólo trabajan las ferias de Ginebra y sus alrededores. El ambiente es parecido al de un barrio, de una gran simplicidad.
Nosotras solemos participar en una decena de ferias cada año. Nos ponemos en camino con todo nuestro «material móvil», dos remolques: uno es una caseta de juego y el otro un puesto de crêpes. Os podéis hacer una idea de la variedad de personas, que como feriantes, podemos encontrar.
Las relaciones con los demás feriantes se tejen cotidianamente con una gran naturalidad, gracias a la cercanía bajo el sol o la lluvia, con frío o calor, con escasez o abundancia de trabajo. Percibimos la realidad de una vida que se revela compartiendo el cansancio, el sufrimiento, las alegrías y las esperanzas. Es la otra cara de la fiesta, con sus luces, con la música y el ruido, la magia de las atracciones.
A veces los visitantes se sorprenden de nuestra presencia en este mundo. Esto nos ofrece la ocasión de entablar conversaciones simpáticas, incluso de poder sugerir discretamente “... y por qué Dios no puede estar presente también aquí”
Cuando vine, la emigración española a Suiza era muy intensa. Mi presencia en la fraternidad de feriantes ha facilitado el contacto con la población de habla hispana que acudía a ella...
Ahora, el escaso número de hermanitas nos ha obligado a pararnos. Durante este periodo de transición estoy viviendo en Ginebra, desde donde puedo seguirles de cerca. Nuestra vida de fraternidad ha buscado ser durante estos años presencia de Jesús y cercanía de la Iglesia en el mundo de los feriantes.
Puesto de venta de Crêpes