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Las Hermanitas en España 

El camino emprendido con los vecinos del ya desaparecido barrio de chabolas de Torregrosa, nos ha llevado, con ellos, a La Cornisa, un barrio periférico de Madrid, después de una larga lucha compartida en la búsqueda de unas condiciones de vida más dignas. María Estrella, Carmen Victoria, Irene y María Begoña continúan la presencia de la fraternidad entre ellos.

La fraternidad lleva en Málaga más de 40 años. Sabina Pilar, Elisa, Mª Dolores y Rosaura viven en la barriada de La Palmilla, con algunos de los primeros vecinos con los que vivieron en las chabolas de la Playa de San Andrés. Ellas acompañan con su cercanía los dolorosos problemas que viven muchos de sus vecinos, consecuencia de la situación de marginalidad a la que están sometidos.

En Valverde del Fresno (Cáceres), Pilar, Juana y Nuria viven y trabajan con los temporeros, haciendo suyas las aspiraciones del pueblo y sufriendo en su propia carne las muchas incertidumbres que entraña el trabajo agrícola temporero.

.... ¿cómo no ofreceros en unas pocas líneas algo de lo que vivimos intensamente día a día?...

 

Pilar

"Hace 25 años que empecé mi camino en la Fraternidad. Los primeros pasos me condujeron al encuentro de los pueblos árabes... su acogida, su hospitalidad y su amistad me han acompañado durante muchos años y me han confortado.

Este verano, mi situación de paro me ofreció la posibilidad de trabajar en un Centro de Refugiados. Allí encontré un grupo de 30 jóvenes de lengua árabe, todos pidiendo «asilo». Comprendí lo difícil que les resulta encontrar acogida en nuestra sociedad, encontrar un espacio donde vivir como hermanos.

Me acogieron generosamente desde el primer momento. Cerca del Centro de Refugiados había otro para acoger a las familias que venían de Kosovo. Los contactos con ellos fueron muy frecuentes. Los lazos que pudieron tejerse han sido para mí un gran regalo. La emoción afloraba en el momento de la despedida.

Este mundo de la inmigración y su situación es un gran desafío para nuestra sociedad. Estoy convencida que merece la pena comprometerse con todas la personas que respetan el pluralismo racial y la apertura al que es «diferente»; con quienes establecen vínculos de humanidad".

 

Feli

"Aprovechando las vacaciones del Centro de Estudios Teológicos de Lyón, donde las hermanitas solemos hacer dos años de formación teológica, durante el verano fui a la campaña de la fruta en Aitona (Lleida). Allí tuve la suerte de volver a encontrarme con Juana y Nuria y algunos vecinos de Valverde del Fresno, nuestro pueblo.

Durante la campaña no solamente compartimos el trabajo sino también la vivienda. El ambiente era bueno y las condiciones de trabajo también. Pudimos conocer a casi todos los compañeros. Las tensiones entre los “antiguos” y los “novatos” también fueron apareciendo, y nosotras allí, con lo que somos y como somos cada una.

A menudo escuchábamos: «Es un mal año; no hay mucha fruta». Las consecuencias también llegaron al bolsillo, los salarios fueron muy bajos. Cuantas veces nos tocó oír -«los pobres no salimos ni saldremos de pobres.... ¡Venir de tan lejos para esto!». Fue muy duro.

Vivimos incontables gestos de solidaridad, de atención, de respeto....... que yo entendí como signos de la ternura de Dios, que nos acompañaba a lo largo de toda la campaña. En la fabrica, eché de menos el sol, siempre trabajamos con la luz eléctrica; afortunadamente dejó rastro de sus rayos en los melocotones y las peras; así mis dedos pudieron jugar con los colores de la mejor puesta de sol. Mis ojos se alegraban también de poder contemplarlos y, muy a menudo, me decía: ¡Te bendigo, Señor! Gracias por el sol, por los campesinos, por el trabajo!"

 

Rosaura

"Durante años y años esperé y esperé... a las puertas de algunas cárceles para poder entrar y visitar algún vecino, amiga.... privado de libertad. Esperé y esta espera ha valido siempre la pena. Desde hace años mis hermanas sabían que quería acercarme a este mundo de la cárcel, no de visita sino para compartir un tiempo «de detención». ¡Al fin he visto realizado mi deseo! Esto fue posible gracias a unos meses de excedencia en el trabajo; las hermanitas de la fraternidad de Berna hicieron el resto: acogida, contactos, permisos... para poder vivir tres meses como presa en la prisión de HINDELBANK . Viví tres meses sola, pero sentía cercana la presencia de toda la fraternidad y esto me ayudó. Todas mis compañeras de prisión supieron, al final, las razones que me habían llevado hasta allí y lo que me condujo a dar este paso. En el fondo creo que es una cuestión de AMOR. Si me resultó difícil explicar porqué entré en la prisión, no me fue más fácil dar el paso para salir.

En la cárcel encontré una buena acogida. Esto me permitió integrarme desde el principio en el módulo al que fui destinada. Tuve que aprender a moverme, a relacionarme con cada una, a encontrar el modo de comunicarme mas allá de las palabras... En la prisión estábamos internadas 110 mujeres. Yo fui destinada a un módulo en el que estábamos 25 mujeres de 12 nacionalidades. ¡Que mundo!. Las condiciones materiales eran óptimas -mejores imposible- pero aquello seguía siendo una cárcel. Yo he llegado a esta conclusión: NO SIRVE ABSOLUTAMENTE PARA NADA. Ellas son el reflejo del fracaso de nuestra sociedad, frente a las situaciones que inducen a que muchas personas terminen como delincuentes. La cárcel hace daño, degrada; es un infierno. Y, aunque ha sido una experiencia muy breve, sé de lo que hablo. La vida de las hermanitas de Berna, gastada en una permanencia continua en esta cárcel me lo confirma.

El Señor me esperaba dentro, ahora me espera fuera, en la Palmilla, de lo que se trata es de no faltar a la cita. La verdad es que no se sale de la cárcel; se sale CON la cárcel... que Dios me ayude a seguir caminando."