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Hermanitas del Sagrado Corazón,                               

        de Carlos de Foucauld                            

Rosny, el 30 de septiembre 2011

          

Muy queridos Familiares y Amigos,

 

 "Ser una palabra de esperanza en la fragilidad"

Ha sido el tema de nuestro capitulo general que tuvimos en Belleu (Francia), del 5 al 25 de septiembre. Lo simbolizaba un árbol viejo y nudoso:  había pasado por muchas intemperies pero llevaba una rama llena de flores, frágil por cierto, pero llena de vitalidad, de esta vida dada por el Señor, que siempre podemos acoger.  

Gracias a todos vosotros que nos habéis acompañado con vuestra amistad. Nos la habéis manifestado por vuestra oración, por una palabrita, por vuestra presencia a Belleu el día de la Jornada “Puertas abiertas”.

Una vez más hemos constatado los muchos lazos que siguen tejiéndose en la familia espiritual de Carlos de Foucauld, la ayuda mutua que se vive y nos permite caminar cada uno y cada una según su llamada especifica.

Para esta nueva etapa de cinco años, Isabel Lara Jaén ha sido reelegida Priora, Martine Devriendt y Soledad Yániz, reelegidas  consejeras. Chantal Galicher ha sido elegida consejera.

En la primera parte de nuestro encuentro, durante el retiro, Pierre-Yves Brandt, Pastor protestante, nos ha introducido en la contemplación del Corazón traspasado y abierto de Jesús, el Corazón vulnerable del Dios que se hizo hombre.

Hemos vuelto a entender profundamente nuestro nombre de Hermanitas del Sagrado Corazón. Este Corazón nos invita a aceptar los riesgos de las heridas que recibiremos  inevitablemente si queremos amar a toda persona como Jesús nos amó.

El amor, lo creemos, nos ofrece un futuro cuando nuestra Fraternidad acepta caminar y volver a empezar, a pesar de las heridas recibidas en el camino; nos ofrece un futuro si permanecemos siempre abiertas al Espíritu que nos envía, que seamos jóvenes o mayores, con una esperanza interior que nunca se apaga,  para compartirla con nuestros hermanos y hermanas, también ellos vulnerables y heridos.

Para nosotras, siempre es la hora de « vivir una comunidad de destino existencial, por amor de Jesús y del mundo, una alianza entre nosotras para significar la alianza que Jesús hace con su pueblo, una alianza para ayudarnos a vivir el Evangelio en una vida muy sencilla, a todas la etapas », como nos lo decía Isabel.

Ser Palabra de Esperanza, es esforzarse de establecer día tras día relaciones fraternales en donde estemos, en un mundo de violencia, de miedo y muy a menudo de exclusión.

Siempre es la hora de vivir nuestra confianza en Cristo resucitado que nos envía, en Iglesia, al encuentro de nuestros hermanos y hermanas.

¡Animo a vosotros que estáis también en camino! recibid nuestra amistad y contad con nuestra oración.

                                                           Las Hermanitas del Sagrado Corazón.