Nosotros, los delegados europeos de la Fraternidad Secular Carlos de Foucauld, reunidos en el Monasterio Benedictino de San Andrés, en Zevenkerken, cerca de Brujas,

Pedimos a los gobiernos de la Unión Europea que realicen una acción positiva y determinante para esforzarse en eliminar del Tercer Mundo la pobreza y la injusticia social que mantiene oprimidos a los pueblos de África, de las Américas y de una parte de Asia.

Una Europa próspera no puede permanecer inactiva frente a la explotación comercial de los especuladores privados, a la venta de armas a los rebeldes y a los gobiernos corrompidos, frente al abandono de los niños que crecen mal nutridos y sin instrucción, y frente a familias que están obligadas a vivir por debajo del umbral de la pobreza.

Pedimos también a la Unión Europea que tome una posición clara en lo que concierne al conflicto de la República Democrática del Congo y a ayudar a la población a tomar en sus manos su propio porvenir.

Europa tiene necesidad de estar despierta ante sus responsabilidades de crear una sociedad justa y equitativa, no solamente en el interior de las fronteras de la Unión Europea, sino también en otros países, de los cuales muchos son antiguas colonias de naciones europeas.

En el espíritu de fraternidad universal, pregonado por Carlos de Foucauld, urgimos a los gobiernos de Europa a que trabajen activamente por la justicia y por unas condiciones de vida dignas para los ciudadanos del Tercer Mundo.