Reflexiones sobre la oración del abandono

Benediktbeuern, Alemania agosto de 2003

 

1.- Introducción (Marianne Bonzelet)

Lo que nosotros conocemos como la oración del abandono no fue una oración que Carlos de Foucauld escribiera para ser rezada por posibles compañeros o por él. Fue más bien un extracto "de meditaciones sobre el Evangelio" en relación a las "virtudes cardinales". Estos textos fueron escritos por Carlos de Foucauld en 1896, en el último período con los trapenses en Akbés. En este tiempo todavía era el hermano María-Alberico.

Es pues una oración que pone en boca de Jesús y que en verdad sólo puede ser rezada por Jesús. Para cada uno de nosotros sería una exigencia demasiado grande.

Si la recitamos en el seno de la familia espiritual es:

a) porque somos conscientes que no podemos rezarla solos sino junto a Jesús

b) para avanzar un poco más en el espíritu de abandono con la ayuda de Jesús y unimos a Él en su . abandono confiado al Padre.

Esta oración invita a unimos a Jesús. Quiere dirigir nuestra vida ante Dios y los hombres en la dirección hacia la que avanzó Jesús y anima a un abandono en la confianza al Padre.

 

1. Evolución de la “oración del abandono”

Las siguientes ideas se basan en un artículo de Antoine Chatelard, hermanito de Jesús, en la que se analiza esta oración de una manera intensa quizá como no lo ha hecho nadie de la familia espiritual.

En el contexto del comunicado de la muerte de uno de los hermanitos de El Abiodh (Marc Gérin), la oración se imprimió por primera vez en 1946 en el "boletín de la Asociación Carlos de Foucauld" en la forma que se la conoce hoy, excepto el trato que se da a Dios es el de Vos.

En este comunicado se citó un texto de la carta a un compañero de estudios de Marc Gérin; Marc Gérin había escrito esta oración para un amigo. El quizá la había recibido de la hermanita Madeleine de Jesús, que lo había visitado en el hospital en 1945.

En aquel tiempo las hermanitas serían una docena y rezaban esta oración todos los días desde hacía cuatro años; habían empezado un poco antes el primer noviciado en 1940. Una de sus novicias, la hermanita Margarita de Jesús cuenta:

"Me acuerdo muy bien del día en que la hermanita Madeleine invitó a la hermanita Annie y a mí a leer la meditación del hermano Carlos en la que está escrita la oración. Y nos dijo: "No os parece una bonita oración que podríamos hacer nuestra y rezarla cada día? "

Estuvimos de acuerdo y decidimos que, para una oración que iba a recitarse en voz alta, había que borrar algunas repeticiones; y de esta forma, después de una tentativa de suprimirlas y de una nueva lectura, aquella misma tarde quedó con la forma actual, con una diferencia: nosotras añadimos "hoy". "Haz de mí, hoy, lo que quieras”. Desde entonces .la hemos recitado cada mañana hasta el día de hoy, pero, por influencia de los hermanitos, la rezamos por la noche y hemos suprimido el "hoy".

El añadido de la palabra "hoy" desapareció en 1944. tal como consta en el diario del 25/08/44 de la hermanita Madeleine, en la que la oración se cita íntegramente por primera vez. Hacia. 1955 se acostumbraron a rezarla por la noche, después de una corta revisión del día.

En su forma inicial el texto de la meditación era:

Lc. 23,46; "Padre, pongo mi espíritu en tus manos"

Es la última oración de nuestro Señor, nuestro Bien Amado ... y puede ser también la nuestra ... y no solamente la oración de nuestra última hora sino la de todos los instantes de nuestra vida:

"Padre mío, me pongo en tus manos;

Padre mío, me confío a ti;

Padre mío: me abandono a ti;

Padre mío: haz de mi lo que quieras;

lo que hagas de mí, te lo agradezco;

gracias por todo;

estoy dispuesto a todo, lo acepto todo;

mientras tu voluntad se haga en mí, Dios mío;

mientas tu voluntad se haga en todas tus criaturas,

a todos tus hijos y a todos los que ama tu corazón,

no deseo nada más. Dios mío;

pongo mi alma en tus manos;

te la doy, Dios mío,

con todo el amor de mi corazón,

porque te amo

y es una necesidad de amor darme,

ponerme en tus manos sin medida,

ponerme en tus manos con una infinita confianza,

porque tú eres mi Padre."

 (Escritos espirituales del Padre de Foucauld. Meditaciones sobre la oración; Lc. 23,46)

 

2. Para comprender mejor la oración del hermano Carlos

Para comprender mejor la oración del hermano Carlos y aprovechar al máximo su sentido, hay que retomar con frecuencia sus ideas para adaptarlas a nuestra vida. Repetir lo que dice con otras palabras y poner el contenido en relación a las experiencias de nuestra vida.

¿Qué significado tiene cuando me dirijo al Señor rezándole: "me pongo en tus manos ..."?

Para el encuentro de vacaciones hemos escogido el verso:

"Mientras Tu Voluntad se haga en mi,

en todas Tus criaturas,

no deseo nada más, Dios mío."

En estos días tendremos quizá ocasión de revivir estos versos tan importantes, que los hagamos nuestros de veras, que sea nuestra oración 'personal, que nos una con Jesús y crezcamos en la confianza absoluta en la voluntad del Padre.

Os animo a dar este paso. A interiorizar los pensamientos de Carlos en lo profundo de vuestra vida y de vuestra situación actual. Los espacios en blanco entre las líneas de esta oración nos invitan a esta experiencia.                                 ...