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FRATERNIDAD INTERNACIONAL

Mensaje final del equipo internacional a las fraternidades

Después de dos años nuestro primer encuentro de Barcelona nos hemos reunido en el convento benedictino de Benediktbeuern, en Baviera (Alemania), del 31 de julio al 7 de agosto. También estuvieron reunidos los delegados europeos y con ellos compartimos la oración, la adoración y mantuvimos intercambios fraternales.

Trabajamos a partir de las realidades de los continentes, seguimos con “La Pequeña Guía para la vida de las fraternidades” y pusimos en marcha los temas de discusión para la Asamblea del 2006 en Tanzania, África. Desde que lanzamos en Río el tema de “recrear el universo” han quedado abiertas nuevas y profundas exigencias y compromisos en la Iglesia y en la sociedad, que nos interpelan en esta etapa.

Nos acompañó el padre Josef Freitag y lamentamos la ausencia de delegados asiáticos pero contamos con su participación en el próximo encuentro.

Las formas de vida y las reflexiones que experimentamos nos llevan a poner en pie el reto de construir nuestra universalidad. Nos encontramos en un mundo en el que los sistemas económicos injustos excluyen a millones de personas, hombres, mujeres, jóvenes y niños de sus derechos más fundamentales. El poder reprime los conflictos sociales surgidos de las desigualdades, que engendran violencia en la vida, pero también vínculos de amistad; éste es el carisma de la fraternidad, ya que en nuestra realidad existe una creciente dificultad para crear y vivir estos vínculos.

Compartimos los sufrimientos de África: luchas étnicas, desintegraciones de países y estados, genocidios, etc.… El mensaje del hermano Carlos nos ilumina con una fuerza profética en cada continente: en África su persona se relaciona con la no violencia, la lucha contra el odio y el deseo de venganza y la construcción de la paz. En el Mundo Árabe está presente en el encuentro y el diálogo entre las religiones musulmanas, cristianas y la religión judía. En América el mensaje está presente en la vida de los pobres, los excluidos, los inmigrantes que abandonan todo en búsqueda de mejores condiciones de vida, etc.

Su testimonio en el cada día del encuentro de amistad y de fraternidad nos lleva a Nazaret por el camino de Jesús que pasó por situaciones que parecen sin salida, donde hay odio o donde hay conflictos sin solución humana… Jesús pudo intervenir porque fue solidario con todos y porque fue a la vez hombre y Dios. Aceptó la tristeza, el fracaso, la agonía, el horror a la soledad existencia hasta gritar: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”

Por su resurrección nos invita a confiar en Dios y nos da la fuerza y la esperanza para que seamos constructores de paz, protectores de la vida y estemos atentos a las injusticias, como los primeros cristianos “no ser vigilantes mudos” como nos dice el hermano Carlos.

Somos responsables de este maravilloso carisma del hermano Carlos, el hermano universal. Este carisma se hace más exigente allí donde las religiones y el pueblo se unen en una búsqueda interreligiosa de la paz y de la vida. Allí donde los hombres y las mujeres, profundamente impregnados de estos valores éticos, elaboran soluciones alternativas más humanas apoyadas en el dinamismo de la confianza y de la mirada contemplativa y el deber que da el recuerdo. Llenos de confianza en nuestra fe y en nuestra capacidad de amar queremos avanzar unidos a la luz del Hermano universal.

Manifestamos nuestro agradecimiento al grupo alemán que organizó estos encuentros y a los delegados europeos porque nos ayudaron con susatenciones y su cercanía.

Fátima, Fidaa, Marianne, Jean Chris, Josef y Patricio