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VACACIONES EUROPEAS DE PIANI DI LUZZA, ITALIA, 4 - 14 DE AGOSTO 2005

Declaración final

Los miembros de la fraternidad secular llegados de distintos países europeos hemos reflexionado durante el encuentro sobre el tema: "El hermano Carlos, profeta de nuestro tiempo", profundizando sobre el sentido de la llamada a ser profetas en la sociedad actual.

Los intercambios fraternos a partir del ejemplo del hermano Carlos nos llevaron a aceptar la misericordia de Dios en nuestra vida y a valorar el mensaje profético de nuestra espiritualidad, cuyo punto fuerte es vivir en la simplicidad en la cotidianidad de la vida, en la amistad y en el compartir fraterno, a la luz del Evangelio. Ello ha despertado nuestras conciencias para responder mejor a la exigencia de justicia, que es la dimensión política de la caridad, tal como lo afirma el Padre Voillaume, y una de las referencias de la familia fucoldiana.

Los intercambios nos han hecho comprender mejor que debemos ser capaces de escuchar a los demás con mayor atención, en particular a los más próximos y que comparten nuestra vida diaria. Las fragilidades y las debilidades de nuestras fraternidades nos incitan a tomar conciencia de nuestras propias debilidades, a estar más atentos a la escucha de la Palabra de Dios y a "gritarla con nuestra vida".

Damos gracias a todas las personas que, en nuestra vida, nos han acogido sin reservas con amor auténtico, particularmente aquellas cuyas heridas les hicieron capaces de dar amor gratuito.

Estas experiencias han madurado nuestra fe y nos llevan a tomar decisiones concretas hacia los otros. La compasión supone que nuestra relación con el otro no se limita al intelecto sino que somos sensibles a su pobreza y acogemos su sufrimiento. El otro saldrá del anonimato y de los prejuicios que le teníamos encerrado. A partir del momento en que le reconocemos se convierte en nuestro hermano y está en situación de interpelarnos.

Es importante que estemos atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor, a lo que nos dice la gente, sabiendo que nuestra percepción nos es una interpretación de la realidad. Tenemos que ser conscientes que somos ciudadanos de nuestro país y del mundo entero. Estamos llamados a cambiar nuestro estilo de vida, a limitarnos a lo esencial, sin superfluo ni despilfarro, desarrollando una ética del consumo y favoreciendo en particular el comercio justo y la economía solidaria. Lo mismo que las gotas de agua, nuestras acciones aunque sean pequeñas, se unen a las de los demás y pueden formar un río. Estamos llamados a realizar acciones conscientes y a dar valor a las acciones de los demás.

Creemos en la santidad de la Iglesia a pesar de las contradicciones y estamos convencidos de la necesidad de que la Iglesia sea más coherente con el mensaje evangélico de acogida auténtica, de perdón, de preferencia por los "pequeños". Lo dijo Don Tonino Bello, obispo de Molfetta, es tiempo de abrir las puertas de la Iglesia a la nave del mundo.