Surgió de la voluntad explícita de Charles de
Foucauld, quién al final de su vida la fundó expresamente
para evitar que dentro de ella existieran diferencias entre sus
miembros. Todos por igual, sacerdotes, curas, religiosos, laicos,
casados o solteros y hasta algún Carmelo, todos al mismo nivel y con
las mismas obligaciones. Para dar ejemplo él mismo se inscribió en
la lista inicial como uno más, y no de los primeros.
Nuestra
vocación:
Los miembros de la
UNIÓN son como exploradores. Se aventuran por su cuenta y riesgo en
las "espesuras" o los "desiertos" del mundo para
llevar a Jesús a los más alejados de Él. La palabra que usa Foucauld
para referirse a esta vocación es "defricheur". Que
debería traducirse por "desbrozador", labor del campo
que implica todas las operaciones que se realizan en un campo antes
de la siega y la recolección de la cosecha. O sea, preparar el
terreno para hacerlo apto para las labores posteriores. Aquí
volvemos a encontrarnos con la dificultad de traducir a un mundo
tecnificado e internautico esta labor que prácticamente no se sabe
ni que exista. Preferimos usar las palabras explorador o bien
aventurero (a pesar del aspecto poco "serio" que denota
esta palabra). También serviría pionero.
Otra manera de
referirnos a nuestra vocación es: misioneros aislados. Esto
significa que UNIÓN no es un grupo que se reúne, ni una
fraternidad que realiza actos de vida comunitaria en común. No
celebramos reuniones, ni actos públicos, ni demostraciones de
número. Los miembros de UNIÓN no se conocen entre sí, ni existen
listas. Lo realmente importante para nuestra vocación es la
dedicación "hacia fuera", hacia aquellos hermanos y
hermanas de Jesús que no lo conocen, o bien que reniegan de Él por
diversos motivos. Dentro de la categoría de los más alejados están
los más pobres. Pero no se pone el acento exclusivamente en la
cuestión "social". "Ligeros de equipaje como los
hombres de la mar" como decía Machado, no por alergia a las
instituciones, que deben de tener su lugar en la Iglesia, o por
incapacidad para vivir con otros, sino como opción radical para
mezclarnos lo mejor posible con los más alejados, que son la
finalidad de nuestra vocación. Despojada de su connotación de
superficialidad "chaquetera" diríamos que somos como
camaleones. Adoptamos las formas del entorno para mimetizarnos con
él. Para ser uno más exactamente. Y no por estrategia de conquista,
sino para compartir los sufrimientos y las esperanzas de nuestros
hermanos y hermanas no creyentes. Nos hacemos "todo a todos,
todo con todos, para ganar a algunos" como dice San Pablo. La
fraternidad debemos de realizarla con estos y no con los "nuestros",
las ovejas del redil. Nuestra vocación no es de "grupo cálido
en el que refugiarnos", implica la aceptación de la incomodidad
de la intemperie: expuestos a los otros, lanzados al mundo, nos
dejamos convertir por ellos, de la misma manera que Foucauld o
Massignon fueron convertidos o se convirtieron en contacto con la fe
de sus amigos musulmanes. Los primeros que tenemos que convertirnos
somos nosotros, puesto que también nos resistimos al evangelio.
Finalmente: La
visitación.
Tal y como simboliza
el encuentro de María con Isabel, se trata de reconocer y acompañar
el movimiento del Espíritu que se está gestando en los demás.
Estar especialmente atento al despertar de los signos de Espíritu en
los no creyentes, en aquellos que están alejados de Jesús, o que al
menos ignoran que en ellos late su fuerza vivificadora, y celebrarlo
en nuestro encuentro con ellos. Buscar este encuentro como lo
fundamental de nuestra vocación y aprender a conversar amicalmente
con todos, al estilo del propio Foucauld. O, al menos, no estorbarlo
con sermones militantes!!
Para Foucauld, todo
esto es lo que hacía Jesús en Nazaret. Convivir con los demás sin
estridencias. Cada uno en su medio ambiente. Sin necesidad de
desplazarse a lugares recónditos. Cada uno según su propio camino.
Nuestra vocación exige madurez en la fe y capacidad de resistencia a
las dificultades de vivir solo. No se trata de "premisión"
sino de un estilo de "auténtica misión" propiamente
adaptado al momento actual de la Iglesia. En esto Charles de Foucauld
fue un precursor y un visionario profético.
Este vivir solo para
mezclarse mejor con todos no implica necesariamente negarse a
cualquier tipo de vinculación comunitaria con los demás cristianos.
No es incompatible: o UNION o vida de Fraternidades, necesariamente.
La mayoría de miembros de la UNION participan en alguna medida de la
vida comunitaria de sus parroquias, de la diócesis en la que están
incardinados, y algunos de nosotros formamos parte de alguna de las
comunidades o fraternidades de la familia Charles de Foucauld. En
este caso, se pide a la persona que se compromete con la UNION una
especial dedicación a los más alejados como vocación específica
dentro de su comunidad.
Cuestiones
menores: organización.
Si nos hemos sabido
explicar bien se comprenderá que las cuestiones de organización
aquí son de lo menos importante. Las reducimos al mínimo posible
pensando que quien nos dirige es el Espíritu de una manera
enteramente libre y creadora para cada uno de los miembros de la
UNIÓN. Lo verdaderamente crucial es lo que cada uno realiza en su
vida cotidiana con los más alejados. Esta exigua organización exige
una conversión que no siempre entendemos fácilmente. Puede saber a
poco. Es lo que se persigue exactamente: ningún tipo de poder.
Dicho esto,
Jean-François Six recibió en su momento el encargo de Coordinador
general de la UNION de manos de Louis Massignon, y a su vez este la
delegará en su momento a otra persona.
Además de este
coordinador, que últimamente ha sido un sacerdote, UNIÓN se
organiza por lenguas.
En la actualidad
tenemos las siguientes: francesa, portuguesa, coreana, alemana,
italiana, árabe, española y catalana. Para cada lengua un
coordinador asegura el vínculo de los miembros. El coordinador
establece contacto con cada uno de los miembros y es el encargado de
discernir con la persona interesada si su vocación es verdaderamente
la de un misionero aislado. La función del coordinador no es la de
un "director espiritual". Es uno más. No tienen ningún
tipo de "poder" jerárquico sobre los demás miembros de la
UNIÓN.
Unas dos veces al año
el coordinador general manda una carta a todos los miembros de la
UNION que se traduce por lenguas. En esta carta pueden añadirse
aspectos propios de cada ámbito lingüístico.
Puede existir una gran
amistad entre miembros de la UNION
Para saber más leer el documento: Desbrozadores evangélicos